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martes, 18 de mayo de 2010

Ucrania y Rusia acuerdan ampliar su cooperación energética y nuclear

DIPLOMACIA | Primera visita oficial de Medvédev a Ucrania

Ucrania y Rusia acuerdan ampliar su cooperación energética y nuclear

Viktor Yanukovych conversa Dmitry Medvédev durante un acto en  Kiev.| Efe

Viktor Yanukovych conversa Dmitry Medvédev durante un acto en Kiev.| Efe

  • Sus presidentes han abordado la posible fusión de sus monopolios del gas
  • La oposición en Ucrania teme que la fusión ayude a Rusia a 'fagocitar' a Ucrania
  • También consideran que la relación podría dificultar el ingreso en la UE

Rusia y Ucrania se dieron un abrazo de oso hace tres meses, y a día de hoy siguen sin soltarse. Desde que el prorruso Viktor Yanukovich asumió la presidencia de Ucrania el pasado 25 de febrero, Moscú y Kiev caminan de la mano hacia una reconciliación total que preocupa a la oposición europeísta, segura de que el celo adhesivo que la nueva Administración muestra hacia el Kremlin aleja al país de la órbita europea.

"Es más fácil para nosotros hablar con vosotros", ha reconocido este lunes el presidente ruso, Dimitri Medvedev, nada más llegar a Kiev, donde inició una visita oficial de dos días a Ucrania para fortalecer e intensificar una colaboración rota durante el lustro 'naranja' (2004-2009), periodo que siguió a la revolución pacífica liderada en las calles por el nacionalista y proeuropeo Viktor Yushchenko.

"Las relaciones por esencia fueron reducidas a la nada y los contactos comerciales estaban congelados", declaró Medvedev a varios medios ucranianos antes de su encuentro con Yanukovich.

Ambos mandatarios acordaron ampliar la cooperación en los ámbitos energético, nuclear, comercial y aeroespacial, tendentes en este último caso a la construcción conjunta de aviones An-148 y An-158 o la expotación conjunta de sistema Glonass, versión rusa del GPS.

La reunión ha sido la tercera a nivel intergubernamental que Rusia mantiene con la nueva cúpula ucraniana. En los últimos cinco años Rusia sólo llegó a celebrar dos encuentros de este tipo con el anterior presidente Yushchenko, al que Moscú tildaba de "antirruso".

Hace un mes Medvedev y Yanukovich firmaron en Jarkov (Ucrania Oriental) un sonado acuerdo por el que Moscú se comprometió a abaratar en un 30% el precio del gas (cuyo encarecimiento unilateral fue motivo de discordia y de cortes de suministro durante el lustro ‘naranja’) a cambio de postergar hasta 2042 la salida de la flora rusa de Crimea (prevista para 2017).

La ratificación del acuerdo en el Parlamento ucraniano (Rada) derivó hace unos días en una trifulca 'berlanguiana' durante la que el presidente de la cámara se protegió con paraguas de los huevos que le lanzaban los diputados de la oposición.

El temor de Europa

La oposición europeísta teme que el abrazo amoroso del oso ruso acabe por asfixiar la independencia de Ucrania y, por ende, sus posibilidades de ingreso en la Unión Europea. Este deseo, que fue la máxima prioridad de la diplomacia naranja, fue cuestionado por Medvedev ante la prensa ucraniana.

"Ahora nuestros colegas europeos tienen problemas, incluyendo problemas en la eurozona con insolvencia en una serie de estados", dejó caer el presidente ruso.

Medvedev y Yanukovich abordaron la propuesta de fusión de los respectivos monopolios del gas, la rusa Gazprom y la ucraniana Naftogaz, sugerencia que fue formulada hace unos días por el primer ministro ruso, Vladimir Putin. El jefe de Gazprom, Alexei Millar, dijo que semejante proceso debería ser "gradual" y que permitiría modernizar la red de gasoductos ucraniana.

Sin compartir el entusiasmo de la parte rusa, Yanukovich exige que tal proceso se haga en pie de igualdad y no con Naftogaz en papel de actor secundario fagocitado por la omnipotente Gazprom, que difiere en este punto.

Serguei Kurpianov, representante oficial de Gazprom, declaró a Izvestia que la idea de la fusión es "lógica" porque "los sistemas de transporte de gas ruso y ucraniano se crearon en la época soviética como algo intrínsecamente unido". La oposición ve esta fusión un paso más hacia la fagocitación geopolítica y económica de Ucrania por parte de Rusia.

Nada más llegar a Kiev, Medvedev encendió una vela ante el monumento que recuerda a los 6 millones de ucranianos muertos entre 1932 y 1933 por la hambruna provocada por la colectivización forzada por Stalin (Holodomor).

El anterior presidente convirtió esta cuestión en una cruzada moral contra Moscú, y promulgó una ley que estipulaba que la hambruna fue un genocidio contra el pueblo ucraniano ordenado por el Kremlin.

Moscú ha negado esta versión con el argumento de que la hambruna no sólo afectó a campesinos ucranianos, si no también rusos y kazajos. "Reconocer la gran hambruna como un acto de genocidio contra una nación en particular no sería correcto", dijo Yanukovich hace unos días en Estrasburgo.

EL MUNDO

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