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domingo, 22 de agosto de 2010

Irak, la victoria de la mentira


Más de siete años de una guerra fueron enterrados de un plumazo. ¿Quién se acordará ahora de los iraquíes? Con los soldados se fueron las cámaras de televisión. Si bien, un sector del ejército norteamericano permanecerá hasta fines de 2011: 50 mil militares dedicados a adiestrar y aconsejar a sus pares iraquíes.
Si la guerra deja de ser una prioridad militar quizás lo sea también para los grandes medios de comunicación. Esto podría significar que no se trasmita por televisión en el futuro la realidad iraquí y para millones de seres humanos lo que no sale en la TV, no existe.
Si la muerte de decenas de civiles en un ataque suicida ya no genera el interés de la comunidad mundial, ¿qué pasara entonces a partir de ahora que los soldados norteamericanos no están en la línea de combate?
Esta fue una guerra donde todos utilizaron a los medios para lograr sus objetivos. Las tropas estadounidenses lo hicieron por primera vez cuando derribaron la estatua de Saddam Hussein, un símbolo de una victoria limpia, sin muertos ni heridos por la “bombas inteligentes”.
También cuando fueron asesinados los hijos de Saddam y presentados como trofeos cocidos sobre una mesa. La foto de una bota militar sobre la cara de Hussein fue el comienzo de un juicio sin garantías que buscó mostrar que la justicia había llegado al país.
Saddam en la horca, soldados estadounidenses saludando a niños iraquíes, etcétera, etcétera. Una guerra que dejó miles de imágenes. Como los cientos de atentados terroristas. El mundo pudo ver hasta el hartazgo el poder demoledor de un coche bomba o de un cinturón bomba atado al cuerpo de un suicida.
Los mensajes de los encapuchados de Al qaeda leyendo proclamas antes de degollar como gallinas a sus rehenes. Videos de los secuestrados rogando por sus vidas. Irak fue durante todo este tiempo escenario de una película interminable. En todo momento la realidad superó, como en toda guerra, ampliamente a la ficción.
Una y otra vez los actores principales de este montaje buscaron terminar la guerra como cuando un director da la orden de finalizar un film. Sin embargo, la realidad siempre se impuso. Era una guerra, no una película. En más de una oportunidad se buscó desde Washington dar por terminado el conflicto, se habló de la misión cumplida y la retirada de los soldados, pero la inestabilidad militar y política lo hacía imposible.
Después de tantos años de batalla y gracias a un cambio de gobierno, fue el Nobel de la Paz quien anunció otra vez el fin de los combates. No era la guerra de Obama, la gente en Estados Unidos ya estaba harta de la misma noticia sobre el frente de batalla a lo que se sumaba la necesidad de revertir los resultados de la otra guerra, la de Afganistán.
En la oscuridad de la noche, los últimos soldados destinados al combate se escaparon de Irak y la profecía de Saddam Hussein se hacía realidad. Después de más de siete años de combates, más de 4 mil soldados dejaron su vida en este frente de batalla.
De acuerdo a los datos más conservadores, 100 mil civiles murieron. Decenas de miles más quedaron mutilados o perdieron a algún familiar en la cruzada democratizadora de los Estados Unidos.
El pentágono se deshizo de su antiguo aliado como en el lejano oeste, pero dio vida a un monstruo aún peor. Una nueva generación de terroristas que gracias a la invasión usará a Irak como campo de entrenamiento. Practicaron luchando cara a cara contra las tropas estadounidenses y matando también a todos los civiles que se cruzaban en su camino.
Sólo un día después de la retirada norteamericana, el máximo general iraquí Babaker Zebari, Jefe del estado mayor de Irak, afirmó que la decisión es prematura y aseguró para quién quisiera escucharlo que su ejército no estaría listo hasta el 2020.
La cuenta no es difícil y la pregunta que deberíamos hacernos tampoco: ¿qué nos depararán estos próximos 10 años entonces? Si los 168 mil soldados que el pentágono mantuvo en su máximo esplendor no pudieron evitar los atentados suicidas, ¿cómo seguirá la situación ahora?
Al mejor estilo Bush tapando el sol con la mano, Obama dio por terminados los combates. Esa seguramente no sólo no es la sensación y la realidad de los militares iraquíes, sino de los civiles que deben convivir gracias a la ocupación occidental con los fanáticos de Al qaeda.
Lentamente -como sucedió en otros conflictos que terminaron perdiendo la atención de la comunidad internacional y de la gente de a pie- Irak pasará a convertirse en un conflicto más. Quizás lo que pocos tengan presente es que será entonces cuando con más tiempo y menos presión, este país pasará a convertirse en el lugar desde donde se planificarán ataques en otras regiones del mundo.
Si durante los peores momentos de la batalla, desde Irak se planificaron ataques contra Jordania, sin una presencia masiva de topas extranjeras esta nación podría convertirse en plataforma para que Al qaeda y sus aliados planifiquen y lleven adelante ataques contra objetivos más distantes.
Ni armas de destrucción masiva, ni reconstrucción ni democracia, Irak es un país arrasado por años de guerra y bajo la sombra de conflictos internos mientras los políticos siguen sin ponerse de acuerdo en cómo gobernar a esta nación. La guerra que nació gracias a las mentiras, busca ser finalizada con otra igual de absurda, “la misión fue cumplida”.


observadorglobal.com



2 comentarios:

dani dijo...

La mayoría de los activistas que fueron a Iraq murieron allí. Bien porque ese era su fin, realizar ataques suicidas o bien murieron en enfrentamientos con los norteamericanos o los iraquies. Desde ese punto de vista la guerra ha sido un éxito. Las canteras de voluntarios suicidas se han agotado. Tan es así que han tenido que usar a mujeres engañadas e incluso a retrasados mentales engañados.

JOSE dijo...

Las condiciones que se crearon en Iraq y Afganistán fueron las idóneas para que todas las organizaciones radicales,y me refiero a todas, católicas, protestantes, árabes, judías ... etc etc.., desarrollaran la caza de sus voluntarios a costa de la vida de estos incautos que cayeron en la falacia de organizaciones criminales que persiguen objetivos muy distintos a los que publican y pregonan. Todos ellos son victimas de este loco mundo que poco a poco,años tras años, hemos llegado a crear.
Salu2