Global Research
Traducido por Cubadebate
Después del 1 de octubre miles de piratas informáticos, que trabajan como espías militares de Estados Unidos, se involucrarán en pleno a sus actividades de guerra cibernética.
Las declaraciones para adoptar medidas de defensa cibernética se pueden escuchar con más frecuencia en los EE.UU.. Analistas de ese país afirman que la información volcada a las redes de comunicación, de lo cual depende su infraestructura nacional, son vulnerables a los delincuentes cibernéticos.
El tema de la defensa del ciberespacio es de máxima prioridad no sólo para los EE.UU. “Las estadísticas revelan que los cibercriminales han subido la apuesta y se están volviendo más sofisticados y creativos en la distribución de formas más agresivas de software maliciosos (malware)”, según el sitio gubernamental Defence IQ.
“Nuestras estadísticas muestran que los troyanos y rogueware (’falsos’ programas antivirus) ascendieron a casi el 85 por ciento del total de la actividad del malware en el 2009. Este fue también el año del Conficker (un gusano cibernético de alto poder de destrucción), aunque esto oculta el hecho de que los gusanos clasificados son sólo el 3,42 por ciento de los malware creados el año pasado “, afirma la revista.
“El gusano Conficker ha causado graves problemas, tanto en ambientes domésticos y corporativos, con más de 7 millones de ordenadores infectados en todo el mundo, y se sigue propagando rápidamente” (1).
Sin embargo, parece que los EEUU están demasiado preocupados por el problema de la defensa cibernética en comparación con otros países. El 26 de abril la CIA dio a conocer sus planes para nuevas iniciativas en la lucha contra los ataques basados en la web. El documento describe los planes para los próximos cinco años y el director de la CIA, León Pannetta, dijo que es “vital para la CIA estar un paso delante del juego cuando se trata de retos como la seguridad en el ciberespacio” (2).
En mayo de 2009 la Casa Blanca aprobó el Protocolo para las Políticas en el Ciberespacio (3), presentado al Presidente de los EEUU. por los miembros de una comisión especial. El documento resume el estado de la red de EEUU y la seguridad de la información nacional. Es el documento que propuso nombrar a un alto oficial para la ciberseguridad encargado de coordinar las políticas de ciberseguridad de EE.UU. y sus actividades.
El informe describe un nuevo marco global para facilitar la respuesta coordinada por parte del gobierno, el sector privado y los aliados en caso de un incidente cibernético significativo. El nuevo sistema de coordinación permitiría a federales, estatales, locales y tribales trabajar anticipadamente con la industria para mejorar los planes y recursos disponibles para detectar, prevenir y responder a incidentes significativos en seguridad cibernética. La iniciativa también supone proporcionar a estas instancias datos de inteligencia y opciones de carácter técnico y funcional, además de garantizarles la formación de nuevos especialistas en la defensa cibernética.
Y un último paso pero no menos importante: a mediados de 2010, la base aérea de Lackland, en Texas, comenzó la construcción del primer centro especializado de inteligencia virtual, donde ya trabajan unos 400 especialistas. El 68 Escuadrón de Guerra de Redes (The 68th Network Warfare Squadron) y el 710 Escuadrón de Inteligencia de Vuelos (710th Information Operations Flight), de la Fuerza Aérea, fueron trasladados a San Antonio. Este lugar se eligió porque está cerca de instalaciones militares que contemplan operaciones de ciberguerra, como la Agencia para la Inteligencia, la Vigilancia y el Reconocimiento de la Fuerza Aérea y el Centro Criptología de Texas, de la Agencia de Seguridad Nacional, que comandan operaciones de información y criptología para el apoyo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Funcionarán integrados a los intereses del Comando Espacial, el Comando de la Fuerza Aérea y la Reserva de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Numerosas publicaciones de EEUU. muestran que la reforma de las fuerzas cibernéticas para la defensa nacional, así como la introducción de la doctrina y la estrategia de la guerra cibernética están a punto de completarse. En cuanto a la estrategia para la ciberguerra de EE.UU podemos suponer que está en consonancia con el concepto general de la ofensiva militar global de EE.UU.
William Lynn III en su artículo “La Ciberestrategia del Pentágono”, publicado en la revista Foreign Affairs (septiembre/octubre de 2010), expone cinco principios básicos de la estrategia de guerra del futuro:
- El ciberespacio debe ser reconocido como un terroritorio de dominio igual a la guerra por tierra, mar y aire;
- Cualquier postura defensiva debe ir más allá “de la buena preparación o higiene” e incluir operaciones sofisticadas y precisas que permitan una respuesta rápida;
- La Defensa Ciberespacial debe ir más allá del mundo de las redes militares del Departamento de Defensa, para llegar hasta las redes comerciales, que también se subordinan al concepto de Seguridad Nacional;
- La estrategia de Defensa Ciberespacial debe llevarse a cabo con los aliados internacionales para una efectiva política “de advertencia compartida” ante las amenazas, y
- El Departamento de Defensa debe contribuir al mantenimiento y aprovechar el dominio tecnológico de los Estados Unidos para mejorar el proceso de adquisiciones y mantenerse al día con la velocidad y la agilidad de la industria de la tecnología de la información (4).
Al comentar este artículo los analistas señalan que “las capacidades que se buscan permitirán a los ciber-guerreros de EEUU engañar, negar, interrumpir, degradar y destruir la información y los ordenadores en todo el mundo” (5).
El general Keith Alexander, jefe del nuevo super Cibercomando del Pentágono (ARFORCYBER), afirmó: “Tenemos que tener capacidad ofensiva, lo que significa que, en tiempo real, seremos capaces de aniquilar a cualquiera que trate de atacarnos”. Keith Alexander comparó los ataques cibernéticos con las armas de destrucción masiva, y de acuerdo con sus recientes declaraciones los EEUU tienen previsto la aplicación ofensiva de este nuevo concepto de guerra.
Mientras Washington acusa a otros países de ayudar o patrocinar el terrorismo cibernético (las estadísticas oficiales estadounidenses acusan a China de la mayoría de los ataques informáticos contra los sistemas de EEUU), las fuerzas especiales de Estados Unidos se emplean a fondo en la formación del nuevo personal para las guerras cibernéticas.
El comando -formado por 1.000 hackers de élite y espías militares subordinados a un general de cuatro estrellas- es el eje de la nueva estrategia del Pentágono y se espera que sea plenamente operativa el 1 de octubre, según The Washington Post (6).
El Departamento de Defensa tiene “15.000 redes y 7 millones de dispositivos informáticos en uso en decenas de países, con 90.000 personas trabajando para mantener esas redes, cuyas operaciones depende en gran medida de las empresas comerciales” (7). Atraer a los aliados y a las empresas privadas que trabajan en el ámbito de las tecnologías de la información y de la seguridad es la propuesta de los Estados Unidos para establecer el nuevo orden en el espacio cibernético global.
Teniendo en cuenta todo esto, ¿qué podemos esperar? Es muy probable que podamos esperar el espionaje a través de puertas traseras, gracias a los software de compañías bien conocidas como Microsoft, además del bloqueo informativo, que limite dramáticamente el acceso a fuentes alternativas de información. De modo que a partir del 1 de octubre, todos los logros de la era de la información podrían ser cuestionados.
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