El Gobierno japonés aprobó ayer las nuevas directrices de su programa de defensa nacional, que fundamenta en la amenaza que supone la emergencia militar de China. Japón destaca que tras el fin de la guerra fría, Rusia ya no es un enemigo y apunta hacia Corea del Norte como un riesgo "inmediato" a su seguridad y a China, a más largo plazo. Frente a este escenario, el Gobierno defiende reforzar la alianza con Estados Unidos -el mayor aliado de Tokio- y consolidar la red regional de seguridad, en la que se incluyen Corea del Sur y Australia.
Para afrontar los retos de las nuevas amenazas, el plan de defensa para los próximos 10 años apuesta por fortalecer las capacidades marítimas y aéreas y por reducir las terrestres, limitando el número de tanques a 400, desde los 600 que tienen en la actualidad las llamadas Fuerzas de Defensa Nacional. Por el contrario, apunta la necesidad de aumentar el número de submarinos desde los 16 que Japón tiene ahora hasta 22. Además, pretende dotarse de otro destructor hasta completar una flota de 48 buques de guerra, incluidos seis equipados con radares Aegis.
Al cambio en el armamento se une un cambio en la territorialidad de la defensa, que deja de centrarse en la norteña isla de Hokkaido -vecina a Rusia- para desplazarse al sur, hacia el mar de China, donde se encuentran las islas cuya soberanía se disputan Tokio y Pekín, que Japón ve ahora como el punto más caliente de su estrategia defensiva. En este sentido, señala la conveniencia de establecer 100 soldados en la isla de Yonaguni, en el archipiélago de Okinawa, dotados de radares móviles y aviones de reconocimiento para monitorizar las aguas del entorno. De momento, no hay militares en Yonaguni, la isla más cercana a China, a Taiwán y a las disputadas Senkaku / Diaoyu. Las relaciones entre Tokio y Pekín se deterioraron de forma significativa en septiembre pasado por el choque en esas aguas de un pesquero chino y una patrullera japonesa.
"Nuestro país está rodeado por situaciones graves de seguridad, pero creo que seremos capaces de sentar las bases de una apropiada política de defensa para los nuevos tiempos", declaró el ministro de Defensa, Toshimi Kitazawa, según la web de The Japan Times. El ministro presentó un plan de modernización a cinco años (2011-2015) por 210.000 millones de euros, en el que se incluye una reducción de 1.000 efectivos de los actuales 155.000 de las Fuerzas de Defensa.
Ante la amenaza nuclear de Pyongyang y la mejora del sistema de misiles de ese país, descrito como un "factor de presión y de desestabilización", Tokio opta por aumentar el despliegue por todo el país de baterías de misiles contramisiles Patriot. En los últimos años, Corea del Norte ha disparado misiles sobre Japón, se ha dotado de entre 6 y 12 cabezas nucleares y el mes pasado desveló un nuevo programa de enriquecimiento de uranio que siembra nuevos temores en la comunidad internacional.
Las nuevas directrices sostienen que el incremento del potencial militar chino no es transparente, lo que aumenta la inquietud entre sus vecinos. Revelan que esta emergencia militar china "es motivo de preocupación para la región y para la comunidad internacional". Por este motivo consideran "indispensable" para la seguridad de Japón la alianza militar con EE UU y el mantenimiento de los 47.000 soldados estadounidenses destacados en distintas islas japonesas. Las directrices señalan también que ha habido "un cambio en el equilibrio global del poder", en el que se percibe el relativo declive del poderío estadounidense frente a las emergentes China e India.
"Todavía tenemos muchos tanques y fuerzas de tierra en Hokkaido y necesitamos cambiarlas a las islas del sur", declaró un alto funcionario al diario Mainichi, al analizar el objetivo de "modernizar la estrategia establecida en los días de la guerra fría".
No hay comentarios:
Publicar un comentario