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domingo, 10 de abril de 2011

Pakistán, al borde del caos


Los transcendentales acontecimientos que se están produciendo en el Norte de África y Oriente Próximo, han extendido una cortina de humo sobre Pakistán, un país de gran variedad étnica, peligrosamente inestable, de 180 millones de habitantes, solo el 48% alfabetizados, mientras los radicales islamistas dinamitan escuelas cada semana, y donde menos del 3% no son musulmanes.

El estado tambaleante, pendiente de recibir del FMI 15.000 millones de dólares, está de facto en quiebra económica, sufre una inflación y un desempleo galopante, y las desigualdades económicas son brutales, cuando aún no se ha recuperado de un terrible terremoto y unas inundaciones de proporciones bíblicas. La guerra sucia que lleva acabo el Ejército de Liberación de Beluchistán (la provincia más extensa, que ocupa el 44% del país, en la frontera con Irán y Afganistán) constituye el problema racial más grave, aunque en el extranjero solo se hable de los talibanes. Por si fuera poco, está asediado por una masiva y sangrienta insurgencia islamista fuera de control, y aumenta sin cesar su arsenal nuclear.


El ataque de los 'drones'

Desde 2004, la CIA, empleando drones (aviones no tripulados) enviados desde la base de las Fuerzas Aéreas estadounidenses en Creech (Nevada), lleva a cabo frecuentes ataques (118 en 2010), en la zona noroeste de Pakistán (Zonas Tribales de Administración Federal) en la frontera con Afganistán. En general, se emplean aparatos MQ-1 Predator y mas recientemente MQ-9 Reaper, que disparan misiles AGM-114 Hellfire de gran poder destructivo. Estos ataques han sido denunciados por el Gobierno de Pakistán, en repetidas ocasiones, como violación de la soberanía nacional.

Este año los ataques continuaron a un ritmo más elevado que el año anterior, hasta la detención de Raymond Davis en la ciudad de Lahore, por matar a tiros a plena luz del día a dos motoristas, al parecer pertenecientes al poderoso partido Lashkar, que seguían a su coche el pasado 27 de enero. Esta noticia se mantuvo retenida en secreto por la prensa de EE UU durante semanas, hasta que un periódico británico la publicó, afirmando que Davis era un contratista que trabajaba para la CIA.

La embajada de EEUU en Islamabad mantiene a unos 500 individuos con pasaporte diplomático, y hay miles de contratados por empresas tipo Blackwater realizando operaciones encubiertas. Hay informaciones, no confirmadas, que aseguran que los contratados de Blackwater son responsables de atentados suicidas para desestabilizar Pakistán y poder así intervenir su arsenal nuclear. Durante tres semanas, no se registró ningún ataque con drones, aunque hace pocos días, después de quedar finalmente en libertad Davis, los ataques han comenzado de nuevo.

Este incidente de la CIA, calificado como gravísimo por el Gobierno pakistaní, ha deteriorado seriamente las relaciones entre Pakistán y EEUU, y, sobre todo, entre la CIA y el eficaz y poderoso ISI (servicios de inteligencia paquistaníes). Estas relaciones, que tras años de intensa cooperación en el plano personal, sobre todo en Afganistán, habían alcanzado tales niveles de confianza mutua, que prácticamente toda petición de una de las partes, era inmediatamente aceptada por la otra.

El ISI mantiene estrechas relaciones con el partido Lashkar-e-Taiba (el Partido de los Puros), con lo cual los yihadistas cuentan con apoyos en el servicio secreto. Aún no está claro si Pakistán participó de alguna manera en la masacre de Mumbai (India), en 2008.

Aprovechándose del caos político, de la mala gestión de la economía y de la islamización galopante de la sociedad, los talibanes paquistaníes, llevan a cabo, casi diariamente, sangrientos atentados en los que las víctimas se cuentan por decenas. 
Se han formado milicias locales pastunes lashkas, para combatir a los talibanes, pero con poco éxito. Mientras tanto, los talibanes, apoyándose en el cada vez más extendido antiamericanismo, juegan a todas las bandas con tal de lograr derribar al Gobierno y hacerse con el poder, cueste lo que cueste. La ley antiblasfemia campea a sus anchas, ensañándose contra las minorías no musulmanas, cuyo ministro (el único cristiano en el Gobierno) fue brutalmente asesinado recientemente acusado de blasfemo.
El Ejército ha retrasado sine die una gran ofensiva contra los islamistas en la zona de Waziristán, que Washington juzgaba como indispensable y ha firmado sustanciosos contratos para adquirir material en China, como misiles SD-10 y rádares para los cazas de fabricación china JF-17, JF 10 y 6 submarinos.

Robotización de la guerra

Los talibanes están decididos a desestabilizar Pakistán, a toda costa. El empleo de drones, debe interpretarse como un paso más hacia la robotización de la guerra ya que el secretario de Defensa de EEU, Robert Gates, ha descartado cualquier futuro conflicto en el que haya que echar pie a tierra.

El fanatismo islamista consigue, en Pakistán, dictar la agenda de un vacilante Gobierno que, para mayor escarnio, se apoya en un partido teóricamente laico.
Los daños ocasionados por la pésima escolarización en Pakistán equivalen a los producidos por una devastadora inundación anual.

El ISI, que ha perdido más de 300 de sus miembros desde que comenzó la guerra contra el terror cree que, en el caso Davis, ha sido traicionado por la CIA. Una serie de factores han catapultado a las Fuerzas Armadas a la posición de árbitro, incluso en asuntos políticos. Los soldados, con pagas de miseria, suponen una gran amenaza, pues en general, acusan al Gobierno de renegar del islam y de apoyar a potencias extranjeras que están en guerra contra los musulmanes. Hay quien ha resumido la actual situación de Pakistán diciendo que el estado está en guerra contra su pueblo.

El ex presidente Pervez Musharraf es buscado por Interpol acusado de haber tomado parte en el asesinato de Benazir Bhuto.

Las querellas larvadas entre los EEUU y Pakistán, o más precisamente entre el ISI y la CIA, solo pueden empeorar las cosas. Sin embargo, para el estamento militar de Pakistán, los militares americanos en Washington son su lobby en la Casa Blanca, para conseguir sustanciosas ayudas, material y un oído atento a sus intereses. Estar en buenas relaciones con EEUU es una maniobra contra su mayor enemigo: la India. Además, esperan sacar su tajada de Afganistán cuando se resuelva el conflicto. Y a pesar de los frecuentes ataques que sufre la OTAN, Pakistán sigue siendo la mejor ruta de abastecimiento.

Es importante señalar el hecho, de que, en la Guardia Nacional de Bahréin como en las Fuerzas Armadas de Arabia Saudí, existe un numeroso contingente de soldados paquistaníes (en Arabia Saudí hay unidades enteras con sus mandos naturale, y varias divisiones listas a intervenir desde Pakistán ), que bien pudieran traer, a su regreso a casa, en la punta de sus bayonetas, el germen de las revueltas que ahora tan brutalmente suprimen como mercenarios.


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