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viernes, 27 de mayo de 2011

EN LA LUNA PODRÍA HABER TANTA AGUA COMO EN LA TIERRA



El subsuelo de la Luna probablemente contiene más agua que algunas zonas del manto terrestre, según sugiere el análisis de las muestras del suelo lunar que trajeron los astronautas estadounidenses en el marco de las misiones del programa Apolo a finales de los sesenta e inicios de los setenta.

El grupo de investigadores estadounidenses encabezado por Erik H. Hauri, especialista en Geoquímica en el Instituto Carnegie (Washington), llegó a esta conclusión tras estudiar gotas microscópicas de vidrio volcánico halladas en la roca selénica.

Este descubrimiento es aún más sorprendente si recordamos la hipótesis de la aparición de la Luna aprobada por la ciencia moderna. Anteriormente se creía que en el momento del nacimiento del satélite natural, que surgió como resultado de un choque de la Tierra con un cuerpo celeste de tamaño del planeta Marte, la mayoría de las sustancias volátiles se evaporó debido a las altas temperaturas provocadas por la colisión.

Sin embargo, el mismo equipo de investigadores ya hace varios años siguió otra idea. En 2008 el grupo publicó en la revista Nature un artículo sobre el hallazgo de agua en el magma lunar, en el que se afirmaba que este podría haber tenido tanta agua como el magma terrestre. Y ahora los científicos han comprobado esta suposición. Los resultados del nuevo estudio fueron publicados en la revista Science.

Los científicos subrayan que el éxito de la investigación se debe al estudiante de grado de la Universidad de Brown Thomas Weinrich, que realizó un escrupuloso trabajo buscando los corpúsculos de vidrio volcánico en las muestras. A diferencia de otras inclusiones en la roca del satélite, estos corpúsculos contienen fragmentos del magma lunar que no se sometió a evaporización y fue conservado en su estado intacto, lo que permitió a los investigadores estudiar su estado inicial.

Para el análisis se empleó el método de radiación de las muestras por haces de iones de cesio, que permite detectar la presencia de las mínimas huellas de agua con una gran precisión. Resultó que las muestras contienen cantidades del líquido elemento cien veces mayores de las estimaciones anteriores. Asimismo, se detectaron altos niveles de elementos que nomalmente se hallan en el magma terrestre, como azufre, flúor y cloro.

La presencia del agua influye considerablemente en la actividad tectónica del cuerpo celeste, en la temperatura de fusión en su subsuelo, así como en el carácter de la erupción de los volcanes. El descubrimiento de los científicos estadounidenses puede corregir el conocimiento de la formación de la Luna y sugiere otra explicación de la aparición del hielo hídrico hallado en los cráteres de los polos lunares. Es posible que el hielo haya aparecido no solo como resultado de los choques de los cometas y meteoritos, sino también por explosiones del magma lunar.

La búsqueda de agua en la Luna empezó desde el momento en el que las sondas automáticas soviéticas y los astronautas estadounidenses visitaron el satélite terrestre. A finales de los 60 se informó de que en las muestras de suelo lunar se habían encontrado huellas de agua, pero luego se reveló que el vapor habría podido filtrarse en la caja de muestras de la atmósfera terrestre debido a la deshermetización. En 1972 la búsqueda de agua fue suspendida y se recuperó solo transcurridos más de 20 años.

Varias veces se informó sobre el hallazgo del hielo hídrico en la superficie de la Luna, pero luego estas noticias no se comprobaron. El momento clave de la búsqueda de agua en la Luna fue la colisión de la sonda de la NASA LCROSS con la superficie cerca del polo sur del satélite. El 9 de octubre de 2009 se echaron varias toneladas de metal en el cráter Cabeus y en el polvo levantado se halló agua.


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