Los cazas F-18 que patrullan el cielo libio, destinados en la misión ‘Unified Protector’ de la OTAN, han gastado hasta ahora cerca de 3 millones de litros de combustible. El queroseno lo ha adelantado Italia, país ‘anfitrión’ de las aeronaves, aunque deberá ser devuelto ‘en especie’ a la Fuerza Aérea transalpina.
Fuentes del ejército del aire explican a El Confidencial Digital que este es procedimiento habitual en las misiones de la OTAN. Los 3000 litros de combustible que cada aparato consume durante cada hora de vuelo deberán devolverse a Italia cuando así lo precise. En este tipo de misiones, él país desde el que se coordinan las operaciones se encarga de parte de la logística y el aprovisionamiento de los efectivos.
Según ha podido saber ECD, los pilotos del Ala 12 regresaron a casa con la “moral alta”. Fueron relevados por el primer escuadrón del Ala 15 del Mando Aéreo de Combate de Zaragoza que posteriormente será reemplazado por el segundo escuadrón de la unidad.
A su vuelta de Libia destacan la “absoluta tranquilidad” con la que ha transcurrido la misión. Aseguran que les recuerda a la misión española en Bosnia de 1994.
La operación en Libia ha costado hasta ahora 57,4 millones de euros. Cada mes de despliegue supone un gasto de 14,4 millones del erario público, aproximadamente la mitad de lo que cuesta mantener el contingente español en Afganistán. A pesar de ello, está considerada como la misión más impopular entre los españoles con un 41% de la población que la percibe como negativa o muy negativa según los datos facilitados por el Real Instituto Elcano.
Los aliados, Francia y EEUU, solicitan a España que participe más activamente con la misión. Pretenden que el cometido de los cazas españoles allí destacados vaya más allá que las labores de guardia aérea pasando a participar, por ejemplo, en misiones de bombardeo. Una propuesta que, según ha podido saber El Confidencial Digital, cuenta con apoyo dentro del ejército ya que desde hace meses no despegan aviones enemigos en Libia.
10 horas de vuelo a la semana
La de Libia ha sido una misión “tranquila”, en buena parte porque los pilotos españoles –que se rotaban con los de otros países- realizaban por parejas no más de dos guardias de 24 horas a la semana. En cada guardia, solían volar una media de cinco horas. Un tiempo muy similar al que dedican en España durante los entrenamientos rutinarios
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