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lunes, 14 de noviembre de 2011

La Soyuz partio rumbo a la ISS


La madrugada de este lunes fue lanzada rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS) la Soyuz TMA-22, la última nave espacial rusa provista de control analógico.

El lanzamiento fue efectuado a las 08.14 hora de Moscú (04.14 GMT) desde el cosmódromo de Baikonur, en las estepas peladas de Asia Central. La nave despegó con tres tripulantes a bordo, los rusos Antón Shkaplérov y Anatoli Ivanishin, y al astronauta estadounidense Daniel Burbank.

El despegue de la nave fue postergado en dos meses por razones de seguridad, para poder comprobar todos sus sistemas tras la catástrofe del carguero Progress, acaecida en agosto de este año.



Veinte aviones y helicópteros, tanto militares como civiles, y un buque de salvamento y rescate de la Marina de Guerra ruso, fueron desplegados para seguir la trayectoria de despegue de la nave por si ésta tuviera que realizar un aterrizaje de emergencia.

La Soyuz es la única nave que, hoy por hoy, puede llevar astronautas a la ISS después de que la NASA pusiera fin a su programa Shuttle el pasado mes de junio.

A las 4:23 GMT de este lunes, la Soyuz TMA-22 con los tres astronautas a bordo se separó del lanzador y tomó rumbo hacia la ISS a la que se acoplará a las 5:33 GMT del próximo 16 de noviembre. Desde principios de junio la estación orbital está tripulada por el ruso Serguei Vólkov, el astronáuta de la agencia espacial japonesa Satoshi Furukawa y el astronauta de la NASA Mike Fossum.

Los cosmonautas rusos Antón Shkáplerov (izquierda) y Anatoli Ivaníshin (derecha) con el astronauta de la NASA David Burbank (centro)

Los integrantes realizarán un total de 37 experimentos científicos, en particular, lanzarán un microsatélite para estudiar tormentas terrestres y se divertirán con juegos de ordenador en el marco de un experimento médico.

Así lo informaron los propios cosmonautas antes de partir rumbo a su destino a bordo de la nave rusa Soyuz TMA-22. Su capitán, el ruso Antón Shkapliorov, destacó como el más interesante el experimento con el microsatélite Chibis (“Avefría”).

“Mi misión es colocar con cuidado el satélite a bordo del carguero Progress que luego se desacoplará de la estación, y controlar que todo vaya según el plan establecido”, explicó.

El Chibis, de unos 40 kilogramos de peso, fue desarrollado por dos centros rusos de investigación, el Instituto de Estudios Espaciales y el Instituto de Física Lébedev. Tras separarse del Progress, se encargará de explorar fenómenos físicos que acompañan las descargas eléctricas durante una tormenta terrestre y que son imposibles de estudiar desde la Tierra.

Para otro de los tripulantes, el también ruso Anatoli Ivanishin, el más curioso es un experimento médico con juegos de ordenador para estudiar las propiedades tipológicas de la actividad operadora de los tripulantes durante distintas fases de la misión en la ISS.

“Durante la prueba permaneceré en la sala de computadoras con vistas a la Tierra y jugaré a juegos de ordenador”, adelantó el cosmonauta ruso, quien confesó haberse dado cuenta de que es una persona apasionada después de pasar dos días jugando en el ordenador.

Por su parte, el estadounidense Daniel Burbank señaló como el más destacado un experimento relativo a los efectos de la ingravidez sobre el cuerpo humano.

Además, los tres próximos tripulantes de la ISS recogerán muestras de sedimentos acumulados en su superficie exterior. Tras ser analizados por científicos en la Tierra, estas muestras permitirán determinar el tiempo de vida útil que le queda a la estación que lleva ya 11 años en la órbita y deberá orbitar otros nueve según lo previsto.

La nueva expedición permanecerá en la estación durante cinco meses.

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