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viernes, 13 de enero de 2012


Desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas en 1971, las relaciones entre China e Irán se han profundizado significativamente, especialmente en el ámbito de la energía. China sigue siendo uno de los aliados más estrechos de Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU, y es su principal proveedor de tecnología y de otras asistencias. China ha estado considerablemente involucrada en los esfuerzos militaristas de Irán, incluidas las ofertas de armas, tecnología nuclear y mercancías, a cambio del petróleo de Irán. Esto sugiere una conexión entre el intercambio de energía y el apoyo chino a Irán en la esfera política. China se ha negado a respaldar sanciones económicas severas contra el programa nuclear de Irán, temiendo la interrupción del flujo de suministro de energía, que es esencial para el avance del boom económico chino.



Entre 1984 y 1997, China suministró considerable ayuda al programa nuclear de Irán. Esta asistencia incluye la capacitación de científicos iraníes, apoyo para construir instalaciones, ventas directas de hardware y ayuda militar. China también suministró a Irán su primer reactor nuclear en 1991.

Si bien ya no le provee dicha asistencia, Pekín ayuda indirectamente al programa nuclear de Irán al negarse a respaldar las sanciones económicas promovidas por la ONU.

China debe resolver el dilema de apoyar, o no, las sanciones contra el programa nuclear de Irán. China se opone al objetivo de Irán de adquirir armas nucleares por temor a sus efectos desestabilizantes, pero quiere asegurar la libre cooperación económica con Irán para reforzar su propia presencia en la palestra internacional.

Al negarse a respaldar sanciones estrictas, China ignora de hecho la voluntad del Consejo de Seguridad y permite que Irán avance con su programa nuclear.

Hossein Shariatmadari, un destacado teórico conservador y editor del influyente periódico iraní Kayhan ha dicho: “Hoy en día, las sanciones no son efectivas porque tenemos muchas opciones en mercados secundarios, como China”.

China ha apoyado tres rondas de sanciones limitadas de la ONU contra Irán por negarse a suspender sus actividades nucleares, pero junto con Rusia ha sido renuente a apoyar otras sanciones de mayor alcance. China y Rusia insisten en que dichas sanciones sólo deberían apuntar al comercio nuclear, y no al comercio en general, a la venta de armas o a las inversiones en proyectos de energía y otros sectores de la economía iraní,

China es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, una posición que le confiere el derecho de vetar cualquier presión internacional sobre Irán.

En septiembre de 2004, Zhang Yan, el embajador de China ante la ONU, anunció: “La cuestión nuclear de Irán debe ser resuelta por completo en el marco de la AIEA y a través del diálogo; China se opone a elevar el tema al Consejo de Seguridad de la ONU”.

En noviembre de 2005, el ministro de relaciones exteriores chino, Li Zhaoxing, dijo en una conferencia de prensa en Teherán que las sanciones “sólo pueden tornar este tema más complicado y difícil de manejar”.

En enero de 2007, el vocero del ministro chino de relaciones exteriores, Liu Jianchao, dijo que los EE.UU. no deben interferir en las relaciones de China con Irán.

En junio de 2008, China aceptó integrarse a los EE.UU. y a otras potencias en la iniciativa diplomática para resringir el programa nuclear, pero es renuente a proseguir con la línea de sanciones económicas severas y sólo quiere promover un diálogo ulterior.

El 18 de junio de 2008, el embajador de los EE.UU. ante la Agencia Internacional de Energía Atómica, Greg Schulte, llegó a Pekín para mantener conversaciones sobre el programa de enriquecimiento nuclear de Irán.

Según Phillip Gordon, miembro destacado del ministerio de relaciones exteriores de los EE.UU en el Instituto Brookings, Pekín es reacia a seguir la línea de sanciones económicas severas debido a las prioridades del Partido Comunista Chino (PCC) de mantener la estabilidad social y política. Para mantener la estabilidad social, China necesita un desarrollo económico consistente; para el desarrollo económico, China necesita cantidades masivas de energía disponible para alimentar su economía en crecimiento. Por eso China se muestra poco dispuesta a hacer cualquier cosa que pueda interferir en sus relaciones de energía con Irán.

Las multifacéticas ambiciones chinas en Irán

1. Recursos energéticos

La economía china está en rápida expansión y sus necesidades de energía crecen, lo que impulsa una intensa competencia global por los recursos energéticos. 


Las reservas de petróleo de China se agotarán en 14 años, por lo que el país está tratando de manera agresiva de asegurar el suministro futuro de petróleo crudo.

China quiere reforzar sus relaciones con Irán y profundizar su presencia en Asia Central, para ganar acceso a las reservas de energía en el Mar Caspio.

El aseguramiento de la energía del Mar Caspio ayudará a China a reducir su dependencia de las importaciones marítimas de petróleo de los países árabes del Golfo Pérsico, lo que asegurará mejor un flujo ininterrumpido de petróleo.

La importancia de las reservas de energía para China radica en el hecho de que el país desea desarrollar su economía, lo cual es la base de sus intentos de desempeñar una función de más peso en el sistema internacional.

Cerca de un 45% de las importaciones de petróleo crudo de China provienen del Oriente Medio.

Irán es el segundo exportador de petróleo a China, después de Arabia Saudita: exporta cerca de US$ 5.800.000.000 de petróleo crudo y productos petroquímicos.

La Agencia Internacional de Energía espera que China dependa en el Medio Oriente en un 70% de sus importaciones de petróleo para 2015, desde un 44% en 2006.

El gigante chino Sinopec Group ha firmado un tratado por US$ 100.000.000.000 con Irán, conocido como el “acuerdo del siglo”. Sinopec se compromete a comprar 250.000.000 de toneladas de gas natural de Irán durante 30 años, y ayudará a Irán a desarrollar su gigantesco oleoducto de Yadavaran a cambio del compromiso de Teherán de exportar 150.000 barriles de petróleo al día a China durante 25 años, a precios de mercado.

En 2004, China acordó comprar US$ 20.000.000.000 de gas natural licuado de Irán durante los 25 años próximos.

Irán cuenta con las segundas reservas mundiales de gas natural, después de Rusia.

En diciembree 2004, China se convirtió en el principal mercado para las exportaciones de petróleo de Irán. Irán exporta alrededor de 300.000 barriles de petróleo a China, lo que lo convierte en el tercer proveedor de petróleo a Pekín, después de Angola y Arabia Saudita.

En abril de 2007, China reemplazó a la UE como el principal socio en el comercio de petróleo con Irán. Los países de Asia en general están superando gradualmente a la UE en el comercio con Irán.

El 29 de enero de 2008, el embajador chino en Teherán, Xie Xiaoyan, conversó con Kamal Daneshyar, director de la Comisión de Energía de Irán sobre la expansión de la cooperación mutua entre ambos países en el sector energético. Daneshyar anunció que Irán instalará 20 plantas de energía nuclear en los próximos años, con cooperación china.

En junio de 2008, Pars Oil y Gas Company (POGC) de Irán entraron en negociaciones con la Corporación Nacional de Petróleo Submarino de China (CNOOC) para desarrollar el campo de gas North Pars, destinado a producir 80 trillones de pies cúbicos de reservas de gas natural.

En julio de 2008, después de firmar tres resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU destinadas a sancionar a Irán por su falta de cooperacion, Pekín anunció que proseguiría con el plan de desarrollo de US$ 70.000.000.000 del campo de petróleo de Yadavaran, a cambio de 10.000.000 de toneladas de gas natural licuado.

El 21 de julio de 2008, Pars Oil y Gas Company (POGC) de Irán, y la Corporación Nacional de Petróleo Submarino de China (CNOOC) finalizaron un acuerdo por USS$ 70.000.000.000 (₤ 35.000.000.000, € 47.000.000.000) para desarrollar el campo de petróleo de Yadavaran, a cambio del suministro de gas natural licuado.

2. La expansión del mercado

Pekín no está interesada sólo en la explotación de las reservas petroleras de Irán. China quiere profundizar la presencia de sus firmas en el mercado iraní, que puede ser un buen destino para las exportaciones, productos y tecnología china. El desarrollo de una economía fuerte es fundamental para la proyección externa del poderío de China.

Las iniciativas económicas de China en Irán van más allá de la energía, e incluyen la electricidad, la construcción de represas, plantas de cemento, producción de acero, vías férreas, construcción de barcos, carreteras, infraestructuras para aeropuertos y trenes subterráneos.

Más de cien compañías estatales chinas operan en Irán para desarrollar puertos y aeropuertos en las grandes ciudades de dicho país.

China se ha convertido en una gran exportadora de bienes manufacturados a Irán, incluidos sistemas de computación, artículos para el hogar y coches.

El comercio entre Irán y China ha crecido rápidamente, para incrementarse de US$ 1.200.000.000 en 1998 a cerca de US$ 10.000.000.000 el año pasado.

Mientras algunos países europeos han reducido su comercio con Teherán en respuesta a la presión de los EE.UU., China y otros países asiáticos han cubierto el vacío. China ya supera a Alemania como segundo socio comercial de Irán (el primero es la UEA). [30]

Ali Akbar Salehi, el ex representante de Irán ante la AIEA, ha dicho que China e Irán “se complementan mutuamente. Ellos tienen industrias y nosotros tenemos recursos energéticos”.

Gary Milhollin, director del Proyecto Wisconsin de Control de Armas Nucleares, habló ante la subcomisión de relaciones exteriores del Senado sobre temas relacionados con el Oriente Próximo y el Sur de Asia el 6 de mayo de 2007. Milhollin señaló cuatro transferencias recientes de tecnología china: misiles antibarcos, radares para vigilancia aérea, un reactor de fusión y una operación prospectiva de uranio.

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