El 19 de septiembre el robot Curiosity, que aterrizaba hace algo más de un mes en la superficie del planeta rojo, se encontró en su camino con una piedra de forma piramidal. Los técnicos de la NASA pensaron que era una buena ocasión para que el rover hiciese una parada y pusiese a prueba todo su instrumental de análisis.
La piedra, bautizada como Jake Matijevic en honor a un matemático de la NASA que murió recientemente, tiene una altura de unos 25 centímetros de alto, un tamaño similar a un balón de fútbol y su forma es de pirámide perfecta. Curiosity detectó la roca con el espectrómetro de rayos X que incorpora su brazo articulado de más de dos metros. Posteriormente ha realizado los análisis químicos con el resto de cámaras de precisión con los que está equipado, aunque la NASA aún no ha dado detalles sobre la composición del hallazgo.
Tras cinco días de trabajo, Curiosity ha reanudado su marcha por el cráter Gale, una de las zonas deMarte que podría reunir condiciones favorables para albergar vida. Actualmente se dirige al llamado área de Gleneg, donde podrá a prueba su capacidad para analizar el polvo perforado en el interior de las rocas. En esta zona se distinguen tipos de suelo de diferentes tonalidades. Uno de ellos, de color claro, atrae especialmente la atención de los científicos ya que retiene el calor durante el día y hasta bien entrada la noche, lo que sugiere una composición inusual.
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