Raquel Villaécija | París
Actualizado martes 16/10/2012 14:44 horas
Es la segunda vez en el último lustro que el Gobierno francés tiene que darle un toque a una multinacional patria por la elevada tasa de suicidios en sus filas. Si en 2010 fue la operadora France Télécom (con más de 35 muertes), ahora es la compañía energética Areva, otra de las marcas galas más internacionales, la que levanta sospechas. Aunque en este caso el problema preocupa doblemente, ya que los empleados que deciden acabar con sus días trabajan en la fábrica con mayor materia radioactiva de Europa.
Hace meses que los sindicatos dieron la voz de alarma: la tasa de suicidios entre los trabajadores de las instalaciones que la compañía tiene en La Hague, en el departamento de La Mancha, es tres veces superior a la media de la zona y dobla la media nacional. Según el Instituto de Estadística galo, La Mancha es el tercer departamento del país con el porcentaje más elevado de muertes (29 suicidios por cada 100.000 habitantes), frente a los 16 de media en el conjunto del territorio.
En esta planta trabajan 3.000 personas y es el primer centro de gestión de residuos radioactivos de Europa. Según el periódico 'La Tribune', en 1997 un estudio reveló que el porcentaje de casos de leucemia en la zona era superior a la media nacional, lo que los expertos achacaban al flujo de la basura nuclear.
Ahora es el Gobierno francés el que ha puesto en cuarentena al centro, ya que el elevado porcentaje de muertes voluntarias entre sus trabajadores "pone en riesgo la seguridad de las instalaciones", dice la nota de advertencia a la que ha tenido acceso AFP.
Deterioro de la salud mental
El Ejecutivo ha pedido a la empresa que ponga en marcha un plan de acción para remediar el problema, según el periódico 'La Presse' de la Manche. Los sindicatos alegan un exceso de horas extra y la dirección general del Trabajo ha exigido a la compañía que evalúe la "carga física y psicológica" que soporta la plantilla y se ajuste a los "límites máximos legales" en cuanto a horarios laborales.
Según un informe redactado en 2011 por Christine Lesdos, la responsable de evaluar las condiciones laborales en la fábrica, "hace años que la salud mental de los asalariados se degrada de manera acelerada". El documento advertía además que "esta carga mental y física genera riesgos en la salud de algunos empleados y problemas de seguridad en las instalaciones".
El pasado mes de septiembre uno de los sindicatos del centro (CFDT) ya había denunciado la erosión psicológica de la plantilla ante el Ministerio de Trabajo. Según 'La Tribune', la directora del centro, Catherine Argant, ha asegurado que la compañía prepara una "respuesta completa" que remitirá a la inspección de Trabajo en los próximas semanas.
Ola de suicidios en 2011
Aunque el problema se remonta a 2011. Entonces el comité de higiene y seguridad de la fábrica reclamó un informe sobre las condiciones laborales de los empleados de Areva tras la muerte voluntaria de cinco personas en menos de un año. Los sindicatos denunciaban la "elevada presión" que se ejercía sobre la plantilla.
La compañía se excusó alegando que las víctimas habían puesto fin a sus días fuera de la fábrica y "por factores personales". Para que un suicidio se pueda considerar como accidente laboral (lo que permite pedir responsabilidades a la compañía) la muerte tiene que haberse producido en el lugar u horario de trabajo.
El sindicato FO denunció las presiones de la compañía para que muchos de los afectados no declararan el accidente de trabajo como tal. "¿Cuántos dramas más hacen falta para que los dirigentes cambien de método?", se preguntaron entonces los representantes de los empleados
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