Por Odalys Buscarón Ochoa Moscú, 23 mar (PL)
La primera visita al extranjero del presidente chino, Xi Jinping, dedicada a Rusia, más que simbólica, corroboró la perseverancia en la continuidad de una alianza estratégica, considerada hoy por los líderes de los dos países como una prioridad. Xi llegó este viernes a Moscú en su primera gira internacional desde que asumió la jefatura del estado la semana pasada, para una estancia oficial de tres días, y solo en la primera jornada, presenció la firma de un voluminoso portafolio de acuerdos y memorandos conjuntos. El acento económico y los intereses mutuos en el sector energético marcaron el contenido de la cooperación económico-comercial. Las partes ratificaron también en el ámbito político la comunidad de enfoques en torno a la problemática internacional, desde la posición de dos potencias influyentes, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con derecho al veto. Las coordinaciones estrechas de Moscú y Beijing tienen lugar, asimismo, en los formatos del G-20 y el Grupo Brics (integrado además por Brasil, India y Sudáfrica). Según expresó el presidente Putin, los dos países se apoyan mutuamente en cuestiones concernientes a intereses clave, como la defensa de la soberanía, la integridad territorial y la seguridad. Poco antes de su viaje a Moscú, Xi manifestó en igual sentido que las dos naciones constituyen socios prioritarios en la cooperación estratégica, y Rusia para China es el vecino amistoso. En la práctica, entre los dos países hay un alto grado de complementación;junto con el gigante asiático, la economía rusa es una de las líderes en crecimiento, y además uno de los grandes centros de suministro de agentes energéticos, mientras el mercado chino actúa como un fuerte consumidor. De ahí, acorde con algunos analistas, el interés creciente de Moscú y Beijing de mantener invariable la hoja de ruta en este campo. Al mismo tiempo, no caben dudas que las relaciones entre las dos potencias sigue siendo un contrapeso en la geopolítica mundial, en particular a la estrategia político-militar tejida en los últimos tiempos por Washington en la dirección de Asia-Pacífico, con el establecimiento de nuevas bases militares, unido al tan criticado por Rusia, escudo antimisiles (DAM). Para el experto del Centro de análisis de estrategias y tecnologías Vasili Kashin, China concibe a Rusia como el socio cercano en la confrontación con Estados Unidos. En la mayoría de los asuntos internacionales, y en cuestiones puntuales, nosotros estamos juntos en un frente unido contra Estados Unidos y sus aliados, expuso Kashin y citó a modo de ejemplo la posición respecto a Siria. No hablamos de una alianza militar, pero en lo político nos apoyamos uno al otro en una oposición común a Occidente. Dijo que en caso de un aumento de la confrontación entre China y Estados Unidos, en un conflicto de gran envergadura, la flota estadounidense puede cerrar los canales marítimos de suministro de hidrocarburos hacia el país asiático, cuyo gobierno es consciente de ello, opinó el experto. Las autoridades chinas, agregó Kashin, ven como única salida natural de esa situación el fortalecimiento de la cooperación con Moscú en la esfera energética. Para muchos entendidos, la oposición a los planes militares del Pentágono y su expansionismo, relacionados con el DAM acercan aún más las posiciones. Rusia declaró recientemente que no hay cambios en sus preocupaciones sobre la amenaza del escudo norteamericano para su seguridad y ve con ojerizas el anuncio del despliegue de otro radar en Japón, en 2017. A ese respecto se pronunció asimismo la cancillería china, al considerar que el refuerzo del sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico, lejos de solucionar el problema de la hipotética amenaza nuclear por parte de Corea Democrática, hará que la tensión aumente todavía más. En el comunicado conjunto al término de las conversaciones, Putin y Xi plasmaron su preocupación por la expansión de componentes estratégicos del sistema antimisiles norteamericano y declararon inadmisible "acciones unilaterales, de un estado o grupo de estados, sin restricciones, para la construcción de defensas antimisiles, en detrimento de la estabilidad estratégica y la seguridad internacionales. Coincidieron en enfrentar con enfoques comunes las amenazas y desafíos en el terreno coheteril, pero con prioridad en las medidas político-diplomáticas como contrapeso a la propagación de los misiles balísticos, dentro del ámbito del derecho internacional. Ambos gobernantes dejaron en claro que la asociación estratégica ruso-china responde a los intereses de los dos Estados y pueblos, con perspectiva histórica a largo plazo.
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