Los israelíes creían haber visto ya casi de todo en materia de derroche en su país, pero cuando la semana pasada un programa de televisión nacional desveló que el primer ministro Benjamín Netanyahu se había gastado la friolera de 100.000 euros en instalar una habitación en un avión, la frustración ha crecido varios puntos.
Sobre todo porque dicha habitación, que incluía una cama de matrimonio, se instaló tan sólo para un viaje que duró cinco horas y media, cuando Netanyahu acudió con su esposa al funeral de Margaret Thatcher en Londres el mes pasado.
El enfado de los israelíes también radica en que la noticia llega en medio de uno de los mayores recortes en los presupuestos generales de los últimos años, que afectan sobre todo a la clase media y a los más desfavorecidos.
Entre estos recortes se incluye un tijeretazo a las ayudas por hijos y una subida de impuestos del 1.5 por ciento. El presupuesto general para el 2013 y el 2014 tendrá 650 millones de euros menos para paliar la inflación del país.
El sábado miles de israelíes salieron a manifestarse contra los recortes, por lo que las noticias sobre el aumento del gasto doméstico de la residencia oficial de la familia Netanyahu y sus otros excesos, como la habitación en el avión, añaden todavía más leña al fuego.
Peluqueros y maquilladores
Mientras los israelíes ven cómo adelgaza su cartera, se enteran también de que Netanyahu ha aumentado un 80 por ciento el gasto doméstico financiado por las arcas públicas. Entre estos gastos, según explicaba la prensa local, se encuentran peluqueros y maquilladores a diario para el primer ministro y su esposa. A principios de año, la indignación cundió entre los ciudadanos cuando translució que Netanyahu se gasta dos mil euros al año de dinero público en una heladería cerca de su residencia.
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