PEDRO RODRÍGUEZ | WASHINGTON Actualizado Martes , 13-04-10 a las 22 : 04
"Una cruel ironía de la historia" ha sido la expresión utilizada por el presidente de Estados Unidos para argumentar ante la Cumbre de Seguridad Nuclear que el final de la Guerra Fría no supone necesariamente el final de la amenaza planteada por las armas más apocalípticas creadas en la historia de la humanidad. Según la siniestra paradoja presentada por Barack Obama a los máximos representantes de 47 países reunidos en Washington, mientras la posibilidad de una confrontación no convencional entre naciones ha disminuido desde la caída del muro de Berlín, el riesgo de un atentado nuclear es mayor que nunca. Ante este giro copernicano de veinte años en la posible autoría de un holocausto nuclear, el líder americano ha solicitado una nueva "mentalidad" a la comunidad internacional. Con una serie de compromisos gubernamentales concretos y efectivos para impedir que grupos terroristas logren acceder a los estratégicos materiales nucleares repartidos por todo el mundo, empezando por las estimadas 1.600 toneladas de uranio altamente enriquecido y 500 toneladas de plutonio refinado. Según Obama, que desde su etapa como senador viene insistiendo en lo que considera como el mayor peligro en el siglo XXI para la seguridad de Estados Unidos, "las redes terroristas como Al Qaida han intentado adquirir el material necesario para producir una bomba nuclear y si alguna vez tienen éxito, no hay duda de que la utilizarán". A su juicio, un atentado nuclear supondría "una catástrofe para todo el mundo, con un coste extraordinario de vidas y un impacto gravísimo en la paz y estabilidad del mundo". En su intervención ante el plenario de la cumbre de Washington, precedida por un minuto de silencio en recuerdo de la tragedia aérea que ha decapitado al gobierno de Polonia, Obama ha insistido en que la cuestión del terrorismo nuclear no conoce fronteras ya que docenas de países disponen del material necesario para producir una carga no convencional. Según el presidente "sólo una pequeña cantidad de plutonio -el equivalente al tamaño de una manzana- es suficiente para matar y herir a cientos de miles de personas inocentes". Como respuesta de consenso, los 47 países reunidos en la capital de Estados Unidos han asumido el compromiso de asegurar "todo el material nuclear vulnerable en el plazo de cuatro años". En el comunicado final de la cumbre, que se volverá a repetir dentro de dos años en Corea del Sur, los participantes respaldan de forma expresa la iniciativa del presidente Obama "para trabajar juntos con el fin de aumentar la seguridad nuclear". Entre las medidas asumidas en Washington figura compartir información, experiencia y tecnología con el objetivo de "prevenir y responder efectivamente a casos de tráfico nuclear ilícito". Con un énfasis en aplicar "fuertes medidas de seguridad" sobre el material radioactivo existente. Una obligación calificada como "fundamental" para cada gobierno. Aunque también se reafirma el papel "esencial" del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en el campo de la seguridad nuclear. Los signatarios también han respaldado medidas como fomentar la transición de reactores nucleares que utilizan uranio altamente enriquecido a otros que usen combustible poco enriquecido. Pero al mismo tiempo, se reconoce que las prácticas para lograr una mayor seguridad nuclear no deben llegar a interferir con el derecho de cada país a "desarrollar y utilizar energía nuclear para fines pacíficos". En este contexto, países como Ucrania, México, Canadá y Chile han confirmado su deseo de eliminar sus respectivos lotes de uranio altamente enriquecido, susceptible de ser utilizado para producir armas nucleares. Mientras que Estados Unidos y Rusia han completado un protocolo para lidiar con toneladas de plutonio acumuladas por el pulso nuclear que mantuvieron durante la Guerra Fría.
ABC
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