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martes, 19 de octubre de 2010

Aviones no tripulados israelíes para el ejército ruso



La corporación industrial Oboronprom iniciará en breve la construcción de aviones no tripulados de diseño israelí en su planta de helicópteros de la ciudad de Kazán, capital de la República de Tatarstán en el seno de la Federación Rusa.

Se estima que los principales clientes potenciales de estos aparatos serán los servicios civiles.

Los militares rusos mostraron interés en adquirir estos aviones israelíes, conocidos como drones, en 2008, tras observar sus evoluciones durante el conflicto militar entre Rusia y Georgia. En abril de 2009, se firmó un contrato de suministro de 12 aviones no pilotados modelos Bird-Eye 400, I-View MK150 y Searcher Mk II, por un monto total de 53 millones de dólares. Posteriormente, el Ministerio de Defensa ruso adquirió otros 36 aparatos israelíes, desembolsando otros 100 millones de dólares y, en abril de 2010 se anunció la compra de quince drones más.

Pero no sólo los militares rusos habían puesto sus ojos en estas aeronaves no pilotadas. A comienzos de 2010, en la prensa nacional apareció la noticia de que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) también había planeado su adquisición. Mientras los representantes del Ministerio de Defensa estaban orientados hacia el material de la empresa IAI, el FSB se interesaba por los aparatos de Aeronautics.

Oficialmente, el interés ruso hacia estos aviones no pilotados israelíes estriba en la ausencia de prototipos nacionales realmente competitivos. La relación con las empresas de Israel ha levantado una ola de protestas entre los fabricantes rusos de este tipo de aparatos, que no han tardado en culpar al Ministerio de Defensa de favorecer los intereses extranjeros en detrimento de los nacionales.

Pero la realidad no es tan simple. Hace poco, el Ministerio de Defensa efectuó un cuidadoso proceso de selección y prueba de los mejores aviones no tripulados de fabricación rusa. En la organización del concurso se gastaron más de 120 millones de euros y el resultado demostró que ninguno de los modelos reunía los requisitos mínimos exigidos.
Según señalan fuentes militares, el equipo que se halla actualmente en servicio en nuestras unidades militares tampoco está al nivel requerido. Por ejemplo, las limitaciones del avión no pilotado Tipchak son evidentes. En opinión de expertos, el aparato, utilizado desde el 2008, carece de suficiente estabilidad, lo que, unido a una fijación demasiado rígida de la cámara de vídeo, hace que la imagen recibida sea poco precisa. Tampoco es posible utilizar estas aeronaves para hacer correcciones en los lanzamientos de misiles, ya que su radio de acción no va más allá de los 40 kilómetros. Además, teniendo en cuenta que por razones de seguridad, el lanzamiento del aparato se suele realizar a una distancia de unos 20 km de la línea de combate, su radio operativo se reduce todavía más.

La lista de defectos del Tipchak incluye su alto coste (cerca de 7 millones de euros), un alto nivel de ruido, un bajo techo de vuelo y, como consecuencia, una gran vulnerabilidad ante los ataques desde tierra.

Para dar solución a estos problemas, el Ministerio de Defensa de Rusia está buscando una alternativa entre los fabricantes nacionales. Y está búsqueda puede que dé resultados positivos: muchas empresas pequeñas están ofertando modelos bastante interesantes que superan en prestaciones a los aparatos de los grandes constructores. En cualquier caso, para ultimar su desarrollo y ponerlos en la línea de producción se necesitará tiempo.

Al mismo tiempo, somos testigos de un proceso nuevo: creación de empresas mixtas para la fabricación de estos aparatos diseñados en el extranjero. Estos planes fueron hechos públicos por primera vez, la primavera de este año, cuando Serguei Chémezov, Director General de la Corporación industrial Rostejnologii, anunció la intención de Oboronprom de crear una empresa mixta con la compañía israelí IAI. El coste del proyecto podría alcanzar los 300 millones de dólares. Según la prensa de Israel, podríamos estar hablando incluso de unos 400 millones de dólares, de los que 280 habrían de ser anticipados por Oboronprom y, el resto, a medida que se vayan recibiendo las piezas de los aparatos.

De este modo, el ensamblaje de los aparatos no tripulados se llevará a cabo en la fábrica de Kazán precisamente en el marco del proyecto conjunto de Oboronprom e IAI. Se espera que los principales clientes del producto final sean organismos civiles como el Ministerio de Situaciones de Emergencia, las empresas petroleras, diversas organizaciones ecologistas, etc., y no sólo el Ministerio de Defensa.

El proyecto, no obstante, plantea una serie de cuestiones adicionales relacionadas con la planta de helicópteros de Kazán. Teniendo en cuenta la intensa construcción de helicópteros que en gran medida se desarrolla de conformidad con el nuevo Programa de Armamento (durante los próximos 10 años está previsto adquirir unos 1.000 helicópteros para las Fuerzas Armadas de Rusia), la planta podría enfrentarse al problema de falta de capacidad.

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