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lunes, 13 de diciembre de 2010

CHERNÓBYL: UN 'DESIERTO VERDE'



En abril de 1986, la explosión del reactor de la planta nuclear en Chernóbyl dispersó partículas radioactivas incontroladamente durante diez días. El impacto en el medio ambiente en un radio de varios kilómetros fue totalmente destructivo. Para sorpresa de muchos, ahora el área es una zona verde que sirve de hábitat para muchos animales. Pero también es una tentación para los seres humanos.

“Estableceremos qué partes de las áreas contaminadas podrían usarse para la agricultura. Existe la posibilidad de que injertemos allí plantas y de que prosperen”, dice el jefe de la sección del departamento estatal de zona administrativa de exclusión y desalojamiento obligatorio, Vasili Zolotoverj. “¿Por qué no podemos aprovechar tanto terreno deshabitado y disponible?”, pregunta el alto funcionario.

Esta idea la comparten también algunas personas que conocen de primera mano la historia del lugar. En marzo de 2011 el Gobierno ucraniano lanzará un proyecto con el objetivo de hacer 'renacer' la zona.

Serguéi Mirni, un explorador experto de Chernóbyl, relata que medio millón de personas se dedicaron a limpiar la radioactividad del área. “Ahora nos dicen que es tierra muerta. Pero no es verdad. La naturaleza en estos terrenos de exclusión es rica y abundante”.

Pero el escepticismo está muy presente. Muchos dudan de la calidad sanitaria y nutritiva de los productos que se cosechen allí y que podrían terminar en los almacenes de alimentos.

Según dice Alexander Dutov, el vicejefe de la sección de análisis y coordinación de ganadería e inspección radiológica del Ministerio de Política Agraria de Ucrania, en el país existe una legislación regulatoria de las actividades en la zona de exclusión, que postula qué productos agrícolas no son aceptables y cuáles si pueden cultivarse.

La catástrofe biológica provocó que una franja del bosque fuera reducida a un desierto al rojo vivo. Pero esta misma radioactividad fue la clave para la rápida recuperación de la flora. El fenómeno fue investigado por los científicos.

Como explica el genético Martin Haiduk, “para nosotros es un enigma por qué las plantas son capaces de crecer y reproducirse en el área radioactiva de Chernóbyl. En el principio de los tiempos, cuando el planeta empezaba a formarse, hubo mucho más radioactividad. Entonces las plantas crecieron pese a ella. Este mecanismo de sobrevivencia quedó grabado en las plantas”.

Aceptables a la vista, sin embargo los vegetales no pasan el examen del contador de Geiger, que revela lo que escapa al ojo humano. Y como las apariencias engañan, las palabras de políticos y funcionarios basadas en el lucro pueden resultar parciales, pues la radioactividad puede permanecer en los objetos hasta 24.000 años.

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