AVN...17/12/2010
Tras haber acordado en 2005 la venta de barcos patrulleros a Venezuela, el Gobierno de España envió al secretario de Defensa, Francisco Pardo, a conversar con el encargado de negocios de Estados Unidos en Madrid, Robert Manzanares, para rendir cuentas sobre la negociación a Washington.
"El Gobierno de (José Luis Rodríguez) Zapatero y el Ministerio de Defensa querían ser tan claros como fuese posible con los Estados Unidos en lo que respecta a las ventas a Venezuela”, fue lo que escribió Manzanares, tras narrar al Departamento de Estado su encuentro con Pardo en abril de 2005, de acuerdo con cables publicados recientemente por Wikileaks.
Y es que luego de firmarse el acuerdo entre Madrid y Caracas, que también incluía la venta de 12 aviones, el Gobierno estadounidense inició una feroz campaña para impedir la consolidación del convenio porque consideraba que la negociación le daba al presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, “más fuerza política y militar”.
“Estados Unidos cree que la venta podría aumentar la capacidad de Venezuela de desestabilizar a la región. Además, el compromiso con España podría dar visibilidad política y legitimidad a Chávez”, alegó Manzanares para intentar justificar el bloqueo al país suramericano y la injerencia de la Casa Blanca en un contrato establecido entre Estados soberanos.
Haremos “lo correcto”
Ante el argumento de Manzanares, Pardo pidió confianza a Estados Unidos: “España va a hacer lo correcto”, dijo.
Lo “correcto” consistía simplemente en asegurar que se cumplirían los términos de un convenio que nunca contempló la dotación de armamento.
“Pardo dijo que había dado instrucciones al astillero de Navantia de no incluir nada en la configuración de los barcos que estuviese en contra de la exposición del acuerdo entre España y Venezuela”, informó Manzanares.
No obstante, el estadounidense dijo haber mantenido su posición de "preocupación" por el trato, ante la cual Pardo alegó: “Los barcos no llevan misiles, es lo que estoy tratando de explicar. Por favor, confíen en nosotros”.
“Creemos que merecemos su confianza”, expresó Pardo, quien en su aparente desesperación por convencer a Manzanares, de que en el convenio no se hablaba de armamento, llegó incluso a mostrar al encargado de negocios norteamericano una copia del memorando de entendimiento firmado entre Caracas y Madrid.
"Yo no tengo que mostrar este documento clasificado", reconoció Pardo,"pero yo quiero que estemos absolutamente claros sobre quiénes somos y lo que no vamos a vender aquí", dice textualmente el cable clasificado en Wikileaks con el código 05MADRID1585.
Estados Unidos pidió detalles
Estados Unidos no sólo quería “asegurarse” de que España no vendiera armas a Venezuela sino que también exigió detalles sobre el tonelaje de los barcos y hasta el valor industrial y militar de la oferta.
Sin embargo, Manzanares informó que Pardo había protestado ante las especificaciones que pedía Estados Unidos “diciendo que no podía darnos los números porque no se habían estimado todavía”.
De hecho, según las propias apreciaciones de Manzanares, la entrevista al funcionario español no fue plácida. En varios fragmentos de su informe, el encargado de negocios norteamericano escribió que Pardo estaba “ofuscado” y “visiblemente molesto” por las afirmaciones que hacían los representantes de Estados Unidos respecto al trato entre Madrid y Caracas.
“Pardo hizo todo lo posible para demostrar que su Gobierno estaba muy irritado porque la venta a Venezuela se había convertido en un gran problema en la prensa española, en la política interna y en las relaciones entre Estados Unidos y España”, señaló Manzanares.
“El propósito de la reunión al parecer era para demostrar esta irritación”, añadió el estadounidense, quien notificó que Pardo había sido enfático en cuanto a los “numerosos gestos (del Gobierno de Zapatero) para mostrar que quiere mejorar las relaciones” con la Casa Blanca y ser "un aliado leal" de Washington.
Potencia de quinta
Pese a los clamores de Madrid, ese mismo año Estados Unidos logró sabotear el acuerdo entre los gobiernos de España y Venezuela, al negar las licencias para la utilización de tecnología norteamericana en la fabricación de 12 aviones que estaban incluidos en el convenio.
En otro de los cables, que narra el encuentro entre el canciller español para ese entonces, Miguel Ángel Moratinos, y el embajador de Estados Unidos en Madrid, Eduardo Aguirre, el jefe de la diplomacia ibérica calificó las acciones de Washington como una “medida punitiva” en contra del Gobierno de Zapatero.
La respuesta norteamericana al reclamo de España fue que “no era la intención de Estados Unidos hacer pública la negación de las licencias” pero que Washington, tras analizar la solicitud, decidió bloquearla por sus “preocupaciones con respecto a la transferencia tecnológica a Venezuela”.
“No es un golpe contra el Gobierno español”, matizó Aguirre, quien enfatizó que la actitud hostil era hacia Venezuela y sólo podría revertirse si nuestro país cambiaba "su actual curso”, en clara alusión a la salida del Gobierno del presidente Hugo Chávez Frías.
“España había tomado su decisión a pesar de nuestras objeciones”, puntualizó Aguirre, quien pidió a Moratinos “dejar el tema atrás y avanzar en una agenda común”.
La arrogante actitud de Estados Unidos al pedir a España que "dejara atrás" una negociación de millones de dólares con Venezuela, no pasó inadvertida por Moratinos, quien ante la negativa norteamericana aseveró: “Somos la octava potencia en el mundo pero (Washington) nos trata como una potencia de quinta categoría”.
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