Además de vigilar el espacio aéreo libio para que ningún avión viole la zona de exclusión aérea impuesta por el Consejo de Seguridad de la ONU en su Resolución 1973, los F-18 españoles también "proporcionan seguridad" a otras aeronaves "ante el posible ataque de un avión hostil", incluidas las que están llevando a cabo ataques terrestres. Así lo confirmó ayer el jefe del Mando de Operaciones, teniente general Jaime Domínguez Buj, en la rueda de prensa que ofreció en el Estado Mayor de la Defensa, en Madrid, tras la reunión de seguimiento sobre Libia que presidió la ministra de Defensa, Carme Chacón.
Era la primera vez que se informaba sobre esta 'variante' en las operaciones que, desde hace 13 días, desarrollan los aviones españoles en Libia. Hasta el momento sólo se habían mencionado las Patrullas Aérea de Combate (CAP, por sus siglas en inglés) que llevan a cabo los F-18, pero el teniente general insistió en que los cazabombarderos españoles vienen proporcionando seguridad a otros aviones aliados desde el principio.
¿Podría ser ésta una nueva misión, con un riesgo añadido al ya de por sí existente cuando se participa en un conflicto bélico, derivada de la asunción del mando único de las operaciones militares que se desarrollan en Libia por parte de la OTAN? No, según lo explicado por el jefe del Mando de Operaciones: "Desde el principio -afirmó- la patrulla aérea de combate tiene una modalidad defensiva y otra ofensiva; nosotros defendemos a los medios aéreos de la Alianza; por ejemplo, un avión que esté configurado para ataque al suelo, normalmente no lleva misiles para auto-defensa, para que toda su capacidad de carga se pueda poner en medios de ataque a suelo; entonces, en caso de que un avión vaya contra ellos, los aviones que están haciendo patrullas de combate tienen esa misión defensiva".
También insistió Domínguez Buj en que los F-18 no atacarán objetivos terrestres en el marco de la 'zona de exclusión aérea plus', una nueva fase en las operaciones aéreas que tiene como objetivo "proteger de manera directa a la población civil y a los núcleos de población libios mediante el ataque a aquellos objetivos en tierra que amenacen su seguridad". Y no podrán atacar objetivos terrestres porque, tal y como recalcó, aunque los F-18 cuentan con esa capacidad, en este caso "no están configurados" para desempeñar ese tipo de misiones. "Los aviones españoles -dijo- tienen como objetivo impedir el vuelo de aviones no autorizados". Para ello , "al detectar o ser informados de la presencia de una aeronave desconocida, han de identificarla y, en caso de no estar autorizada, obligarla a abandonar la zona de exclusión; de resistirse o en caso de adoptar una actitud hostil, pueden llegar a derribarla en aplicación de las reglas de enfrentamiento que se han establecido", precisó.
"Nuestros aviones, cada vez más necesarios"
Hasta el momento, y siempre según las explicaciones ofrecidas por el jefe del Mando de Operaciones, los F-18 no han tenido que hacer frente a ese tipo de situaciones en las 19 misiones (cada una de ellas realizada por dos aeronaves) que han llevado a cabo desde que comenzara su participación en la misión de Libia. "Hasta la fecha -aseguró- no se han visto obligados a intervenir contra ningún avión no autorizado".
También precisó que, según los datos de Inteligencia de los que disponen, "la zona de exclusión aérea está cada vez más implantada, lo cual quiere decir precisamente que cada vez son menos necesarios los aviones de ataque a tierra para devaluar la capacidad de respuesta de la artillería antiaérea libia, y cada vez son más necesarios nuestros aviones, que son los que actúan en caso de que vuele algún avión no autorizado".
En este sentido, Domínguez Buj aseguró que todavía es pronto para decir si será necesario ampliar más allá del mes inicialmente previsto la participación de los medios españoles en la zona de exclusión aérea, algo que podría deducirse de esa necesariedad apuntada por el teniente general. "Estamos dentro del plazo autorizado por el Parlamento y yo creo que todavía es pronto para empezar a pensar si conviene o no una opción que tiene el Ministerio de Defensa, que es solicitar una ampliación", señaló.
Sin embargo, el propio teniente general destacó la importancia, no sólo del establecimiento de la zona de exclusión, sino del posterior mantenimiento de la misma. "Una cosa es que esté muy degradada la capacidad de la fuerza aérea libia y otra cosa es que no exista esa capacidad", dijo. Por tanto, añadió, la zona de exclusión aérea "hay que imponerla y luego mantenerla", fase esta última en la que ahora se encuentran los aviones aliados, entre ellos los españoles.
El embargo de armas también incluye a los rebeldes
El jefe del Mando de Operaciones también se refirió a la misión de vigilancia que efectúa la fragata 'Méndez Núñez' frente a la costa libia en el marco de la misión para el control del embargo de armas, en aplicación de las Resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. "Hasta la fecha ha establecido contacto con cinco buques sospechosos sin que haya sido necesario inspeccionarlos una vez identificados positivamente", explicó. Pero también recordó que, en caso de que fuera necesario inspeccionar cualquier embarcación, "la fragata lleva a bordo un equipo de Infantería de Marina que está especializado precisamente en este tipo de misiones".
La fragata 'Méndez Núñez', además de los contactos establecidos con los cinco buques sospechosos, también ha detectado e identificado hasta el momento a tres embarcaciones tipo patera que transportaban inmigrantes en dirección a la costa italiana, "de las que alertó convenientemente al servicio de guardacostas italiano", matizó el teniente general. En cuanto al avión VIGMA (de Vigilancia Marítima), ya ha identificado un total de tres buques sospechosos, "de los que finalmente ninguno resultó estar incumpliendo el embargo".
Sobre el tercero de los medios españoles que participan en la operación de embargo, el submarino 'Tramontana', el jefe del Mando de Operaciones no ofreció detalles concretos puesto que su misión consiste en "realizar patrullas de forma encubierta dentro de la zona de responsabilidad que se le ha asignado con la finalidad de detectar, identificar y seguir a los buques sospechosos".
Con respecto al embargo de armas, y ante la pregunta de si éste podía ser violado por tierra (a través de las fronteras libias con otros países vecinos), el teniente general recordó que Naciones Unidas "manda a todos los países que, en su propio territorio, realicen el embargo de armas". Según el teniente general, ese aspecto de la Resolución 1970 fue ampliado en la 1973, "porque hay una zona de entrada a Libia en la que no hay ningún país, que es la alta mar, donde al no haber ningún país soberano actúa la OTAN". También aseguró que el embargo incluye a los rebeldes: "Es un embargo para todas las armas que vayan a Libia, según lo establecido por la ONU y reiterado por el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen".
Nuevo control operativo por parte de la OTAN
La OTAN asumió el control operativo de las dos misiones en curso (zona de exclusión aérea, hasta ahora denominada 'Odyssey Down', y embargo de armas) a las ocho de la mañana (hora peninsular española) del pasado jueves, "una vez que las diferentes naciones participantes en la Coalición completaron la trasferencia de autoridad de sus fuerzas a la Alianza, finalizando así un proceso que se venía realizando durante toda la semana", explicó el teniente general.
Ahora, con mando aliado, las dos misiones han quedado englobadas bajo una única denominación, 'Unified Protector', nombre que se dio desde el principio a la operación de embargo de armas. "Quiero subrayar -dijo Domínguez Buj- que la transferencia del mando de la Coalición a la Alianza se ha desarrollado con total normalidad y, además, que la asunción del mando por parte de la OTAN está haciendo más fácil el desarrollo de la operación, ya que disponemos de una experiencia acumulada de trabajo común en anteriores misiones". También añadió que esta nueva fase "va a permitir una mejor optimización y coordinación de las capacidades que los aliados hemos puesto a disposición de esta operación".
El mando operativo es asumido ahora por el segundo jefe del Mando Aliado Conjunto de Nápoles (Italia), el teniente general de la Fuerza Aérea canadiense Charles Bouchard, y a nivel táctico las fuerzas se agrupan en dos estructuras: un Mando Componente Naval con sede en Nápoles en el que se integran los medios dedicados al embargo (entre ellos la fragata, el submarino y el avión de vigilancia marítima españoles); y otro Mando Componente Aéreo, con base en Izmir (Turquía), en el que se integran los medios dedicados a la zona de exclusión aérea (por parte española, los cuatro F-18 y el avión de reabastecimiento en vuelo Boeing 707).
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