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domingo, 22 de enero de 2012

Los ricos no quieren aviones no tripulados sobre sus cabezas



foto Predator B vuelva sobre Textas. (AP Photo/Eric Gay)
En los habituales viajes de este blog a zonas de guerra, nos hemos encontrando una y otra vez con el zumbido y la sombra lejana, perdida en el cielo y amenazante, de los aviones no tripulados. Los llamados drones.

Gaza, Líbano, Somalia, Afganistán, han sido algunos de estos lugares a los que podemos sumar otros tantos en los que los aviones no tripulados vuelan a diario y atacan de forma periódica: Yemen, Irak, Pakistán.

Tal ha sido la eclosión de los aviones no tripulados a lo largo de la última década – en primer lugar de la mano de Israel y EEUU, para luego ser desarrollados y adquiridos por todas las potencias militares-, que también se empezaron a emplear para vigilar las fronteras. La que separa EEUU y México es una de las más transitadas por los drones.

Allí, en esos cielos, se cruzan con esos otros ingenios de vigilancia que también hemos descubierto en Gaza o Afganistán y que cada día ganan más presencia en los presupuestos de defensa:los dirigibles. Esos enormes ojos flotantes que todo lo ven.

Indiferencia ciudadana…

Hasta ahora, ninguno de estos desarrollos había causado demasiado interés en los ciudadanos de bien que con sus impuestos los costean.

Es lógico que se usen para controlar la inmigración. Un gran avance en la detección temprana de los grupos de indocumentados que intentan colarse en el primer mundo como los que está siguiendoestos días mi buen amigo Jon Sistiaga.

Y es lógico también – pues implica una enorme reducción de gastos y no poner en riesgo a nuestro propios soldados – que se empleen para eliminar a terroristas e insurgentes en tierras lejanas.

A pocos ciudadanos en Haifa parece importarle que la mayoría de los muertos por los impactos de los misiles Hellfire de los drones sean civiles, como fuimos testigos en el caso de Juda Natur en la franja de Gaza en julio de 2006.

Tampoco a los pacíficos habitantes de Houston o Miami les incomoda demasiado que los ataques de los Predator – reiniciados hace unos días tras meses de parón – en Pakistán sea una forma de asesinato selectivo, sin juicio ni condena, además de una violación de la soberanía de los estados con los que no están en guerra como Pakistán o Somalia.

…hasta que pasan por tu casa

Pero sí ha puesto en alerta, y ha generado una ola de gran indignación entre los ciudadanos de Houston y Miami, que la policía esté planeando usarlos para perseguir a malechores en sus ciudades.

¿Y si justo la mujer de uno de esos honestos pagadores de impuestos está en la piscina, tomando sol en traje de baño, cuando pasa el drone? ¿Y si justo la graba con alguna de sus cámaras?¿Y si justo la ve el oficial que controla el drone mientras se come un donut? ¿Es eso tolerable?

Hay líneas que la civilización, si se considera tal, nunca debe cruzar.


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