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martes, 1 de mayo de 2012

Arrecia la carrera armamentista en Asia


Martes, 1 de mayo de 2012
Roberto Palmitesta D

El exitoso lanzamiento del cohete Agni-V hace ingresar a la india en el exclusivo club de las potencias que poseen misiles intercontinentales, pues su alcance de 5.000 km coloca no sólo a todas las ciudades chinas dentro de su radio de acción, sino incluso a todo el mediano oriente y buena parte de Rusia y Europa Oriental

Su capacidad para cargar ojivas nucleares hace aún más serio el anuncio, pues se sabe que la India tiene un arsenal de unas 70 bombas atómicas, desarrolladas desde hace medio siglo mayormente para hacer frente al poderío militar de Pakistán, su enemigo natural desde la independencia y separación de ambas naciones a fines de la década de los 40.

Sin embargo, aunque los observadores comentan que su logro es una demostración de fuerza para que la tomen en cuenta, difícilmente pueden compararse con el poderío chino, que posee mísiles intercontinentales desde hace años y un arsenal de al menos 400 bombas nucleares. En comparación, EEUU y Rusia tienen unas 10.000 cada una, Francia 460, Gran Bretaña 185, mientras se estima que Israel y Pakistán tienen 200 y 25 armas nucleares respectivamente.

Asimismo, India ha lanzado recientemente su primer submarino con propulsión nuclear y capacidad misilística, y se dispone a financiar dos más en los próximo años, todos con la asistencia económica y técnica de Rusia, que prefiere ayudar a este país debido a la estrecha alianza de Pakistán con Occidente, especialmente desde la ocupación de Afganistán.

Este armamentismo es aún más preocupante desde que el gobierno indio anunció que este año elevará su presupuesto de defensa al equivalente de 38,5 millardos de dólares, que representa un aumento de 17 % sobre el del año anterior. Esto sucede con una población que crece sin freno, pues se estima que India ya cuenta con unas 1,2 millardos de almas, apenas 100 millones menos que China. Y en sectores populares indios se habla que “pronto los alcanzaremos”, pues para el 2015 ya estará equiparados, dado que China tiene una agresiva política de planificación familiar, algo que nunca funcionó en la India a pesar de que la premier Indira Gandhi trató de imponerla en los 70.

Ambos factores, el armamento y la población, son manipulados por motivos políticos por el gobierno, generando fuertes críticas de la oposición y de otras naciones. En efecto, ya se gasta en armamento seis veces lo que se invierte en salud, mientras la pobreza en la India sigue siendo de las más altas del mundo, pues según cálculos recientes del Banco Mundial cerca del 40 % de su población sobrevive con menos de $ 1,25 al día. De ahí que el cuantioso gasto en armas luce como una enorme inmoralidad, al igual que sucede en otras naciones con un alto nivel de pobreza y en el mundo en general, que realizó un gasto militar en $ 1.600 millardos en 2010, un aumento significativo desde su mínimo de $ 1000 millardos en 1995, cuando se creía que la guerra fría era algo del pasado..

En Occidente, EEUU sigue dominando la escena militar, invirtiendo un 43 % de ese monto en defensa, aunque está anunciando reducciones progresivas a partir de este año por su crisis financiera. Rusia, Francia y UK gastan un 3,6 % de ese monto, mientras que China los duplica con 7,3 %, dedicando este año más de $ 100 millardos al aspecto defensa, un 12% más que en 2011, y cuyo presupuesto se duplicará para el 2015. Pero al menos China ha podido reducir la pobreza de un 85 % en 1981 hasta un 16 % en 2005, y actualmente la pobreza afecta a apenas un 10% de la población. Esto se debe al fuerte crecimiento económico (alrededor del 10% del PIB) registrado en los últimos años, reducido gradualmente hasta a un todavía envidiable 7,5 % este año debido a la crisis económica mundial, mientras Europa y Norteamérica luchan por evitar una recesión.

Por otra parte, aunque se critica la alta dedicación de la India a gastos militares, Occidente –liderado por EEUU- espera que esa populosa nación cumpla su promesa de usar su armamento sólo para fines defensivos, acorde con una abierta política de no ser el primero en atacar. Como se recordará, China e India tuvieron una escaramuza en 1962 sobre cuestiones limítrofes en la frontera oriental india, mientras sigue el resentimiento por haber concedido asilo al Dalai Lama, líder espiritual de Tibet, país anexado por la fuerza por China en 1950. También ha habido fricciones por los negocios marítimos y petroleros que hace India con Vietnam, antigua aliada de China, país que reclama –al igual que sus vecinos- la propiedad de unas islas en el mar de China.

En todo caso, el misil intercontinental y el submarino nuclear colocan a la India casi a la par de China, Taiwán y Japón en términos económicos y militares. Y este hecho está dando cierto orgullo a los indios, que han luchado desde su independencia por destacarse a como dé lugar en el sureste asiático. Eventualmente, el nutrido comercio entablado entre todas las partes involucradas ejercerá seguramente un freno natural a cualquier ambición territorial o militar, pues han cambiado los tiempos en que cada nación se valía por si sola.

Ahora todas dependen del intercambio de bienes y servicios, máxime desde que la India se ha convertido en una potencia tecnológica en el área informática y ha disfrutado de un crecimiento económico similar al de China en años recientes. De todos modos, una carrera armamentista es siempre un motivo de pesar, cuando ese dinero pudiera invertirse mucho más provechosamente en reducir la todavía alarmante pobreza en el mundo, que afecta a más de un millardo de seres humanos a pesar de que se ha reducido grandemente en las últimas dos décadas. Pero todavía falta mucho por hacer y el creciente gasto militar del mundo no ayuda en nada.

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