El ministro de Defensa, Pedro Morenés, compareció ayer ante la Comisión de Defensa del Congreso, a petición propia, para informar sobre las circunstancias del fallecimiento del sargento David Fernández Ureña, la última baja española en Afganistán y la número 100 desde que comenzó la misión en el país asiático.
El fallecimiento del sargento, especialista en desactivación de artefactos explosivos improvisados (IED), se produjo el 11 de enero "mientras ejercía su labor como jefe de equipo de desactivación en la ruta 'Opal' de Afganistán", según explicó Morenés. "Había seguido todos los protocolos de seguridad -aseguró-, como lo demuestra que no hubiese más afectados por la explosión equivalente a unos 35 kilos de dinamita".
En apoyo de fuerzas afganas que estaban siendo hostigadas
El titular de Defensa, que insistió en que, "a pesar de que se toman todas las precauciones posibles, estamos en zona de guerra y en las guerras se producen bajas", explicó que, el día de los hechos, el Equipo de Desactivación de Explosivos (EOD) que mandaba el sargento Fernández Ureña "recibió la orden de salir a socorrer a las fuerzas afganas que estaban siendo hostigadas" en la ruta 'Opal', junto con una sección de Infantería y una Célula de Estabilización Sanitaria.
Un robot, primer elemento de intervención
Cuando los efectivos españoles se trasladaban al lugar de los hostigamientos, "se recibió comunicación de la existencia de un IED localizado sobre el camino" y el EOD del sargento "comenzó con las tareas específicas para la neutralización del artefacto". Para ello, según relató Morenés, "en primer lugar se realizó la aproximación remota mediante robot, con el cual, una vez identificados los componentes del artefacto, se aisló la carga explosiva del dispositivo de activación".
El explosivo estaba manipulado y tenía un segundo circuito de activación
Acto seguido, el sargento "se aproximó al artefacto para continuar con las labores de neutralización, en cuyo proceso se produjo la explosión", certificó el ministro. "Les puedo confirmar, según el estudio exhaustivo efectuado por el Equipo de Investigación organizado al efecto -dijo a los diputados de la Comisión de Defensa-, que todo apunta a que se trataba de un IED manipulado que, a pesar de la solución técnica adoptada por el operador para su desactivación conforme al protocolo establecido, hizo explosión debido a que estaba equipado con un segundo circuito de activación".
El 78 por ciento de las bajas, consecuencia de IED
Tras la explosión, el oficial médico de la Célula de Estabilización Sanitaria, que se encontraba dando apoyo a la fuerza, "sólo pudo constatar el fallecimiento del sargento", dijo el titular de Defensa, quien aseguró que, de todas las amenazas que afrontan a diario "nuestros" militares en Afganistán, "los artefactos explosivos improvisados plantados por la insurgencia suponen la mayor de ellas". De hecho, este tipo de minas han causado la muerte de 11 militares españoles y un intérprete desde que España está en el país asiático, "lo que supone -agregó Morenés- el 78 por ciento de las bajas en combate que han sufrido las fuerzas españolas".
Sólo el año pasado, según el balance efectuado por el Ministerio de Defensa, "el contingente español sufrió cinco ataques con este tipo de artefactos sin que se produjesen bajas, gracias a la protección que proporcionan los vehículos blindados RG-31 y Lince", afirmó. De hecho, los EOD españoles habían realizado 1.400 misiones desde 2002, siendo la del sargento Ureña "la primera ocasión en la que se produce la muerte de un artificiero en el curso de una desactivación".
"Hemos pagado un alto precio"
El ministro concluyó su intervención, que no ocasionó demasiada polémica entre los grupos parlamentarios, a excepción de Izquierda Unida, que volvió a cuestionar la presencia española en Afganistán, afirmando que en el país asiático "hemos pagado un alto precio", pero que esa zona, "aunque lejana", es "de especial relevancia para la seguridad de España y de los españoles". Morenés, que por la mañana compareció en el Pleno de la Cámara Baja para solicitar la autorización parlamentaria para la participación española en Mali, aseguró que "España está dispuesta a estudiar" el futuro de la contribución militar en Afganistán tras el repliegue de la fuerza, que se producirá en 2014.
Los Husky y los Tigre, a Afganistán
Una vez más el ministro recordó que el repliegue "es la operación logística más grande y compleja que nunca han emprendido las Fuerzas Armadas", y que para reforzar la seguridad del personal en ese proceso, se desplegarán "capacidades adicionales" como los vehículos de limpieza de rutas Husky, cuya entrada en servicio está prevista para finales de febrero, y los helicópteros Tigre, "que se transportarán en próximas fechas y estarán operativos en los próximos meses", concluyó.
Por cierto que antes de que comenzase la Comisión de Defensa, todos sus integrantes, incluidos los periodistas que dieron cobertura informativa a la misma, guardaron un minuto de silencia en memoria del sargento Fernández Ureña, por iniciativa del presidente de la Comisión, Agustín Conde.
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