'El cohete es como una novia y los cosmonautas son los novios. Y como en cualquier boda que se precie, el novio no puede ver a la novia antes del gran día, es decir, el lanzamiento'. Esta es una de las muchas tradiciones y supersticiones que adornan el desarrollo de una misión tripulada Soyuz. Y lo cierto es que el traslado del cohete hasta la rampa es un ritual casi mágico. La única pega es que si quieres verlo debes madrugar bastante. La tradición obliga a que el traslado dé comienzo alrededor de las siete en punto de la mañana. El autobús te deja junto al mastodóntico edificio de montaje MIK-112 y sólo tienes que andar unos pocos metros para situarte junto a las puertas del hangar donde se ensambla el cohete (el antiguo y cercano edificio de montaje del Área 2 usado por Koroliov durante los orígenes del programa espacial ya no se usa y se encuentra abandonado).
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