Tres son los puntos claves de la Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que tiene lugar en la capital de Portugal: Afganistán; el montaje del escudo antimisiles y el papel de Rusia; y el nuevo concepto estratégico de la Alianza.
De una cumbre clave para el futuro de la Alianza se habla; de “un histórico encuentro que logrará que, definitivamente, la Guerra Fría quede atrás”, lo calificó el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle, en entrevista con la emisora Deutschlandfunk.
Las complejas relaciones con Rusia
También la canciller alemana, Angela Merkel, resaltó su deseo de que “Rusia tenga tanta participación como sea posible" y que efectivamente, las negociaciones en Lisboa "pueden marcar un antes y un después en el desarrollo de la OTAN y en la relación con Rusia".Como fuere, Jos Boonstra, investigador de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), ve este acercamiento más serenamente: “Se trata de un largo proceso que comenzó hace 15 años y que ha estado varias veces a punto de romperse como en el momento de las tensiones por Kosovo o por Georgia”.
Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, en una reunión preparatoria de la Cumbre. (Archivo)
En conversación con Deutsche Welle, Boonstra, ex director del Centre for European Security Studies en Holanda opinó: que Moscú coopere con el escudo antimisiles significaría que Rusia acepta tener intereses comunes con la Alianza Atlántica; sin embargo, resaltó que “estamos al comienzo de un proceso largo y no sabemos cómo se verán las relaciones con Moscú en un par de años”.
El mecanismo a instalarse en territorio europeo, protegería a los miembros de la OTAN y también a Rusia -el viejo enemigo- de ataques nucleares. De quién se esperan los ataques, no se define en el documento a aprobar durante el encuentro; en teoría, se trata de cualquier Estado que posea armamento nuclear.
“No se dice, pero claro que se trata de defenderse de Irán”, puntualiza el especialista, explicando que los diferentes intereses de los países miembros de la organización llevan a esta cautela en la formulación: Turquía, miembro desde 1952, apuesta por seguir estrechando relaciones político-económicas con Teherán.
Como fuere, aunque al parecer prima consenso en cuanto a la importancia de que los aliados cuenten con mecanismos de disuasión nuclear, varios aspectos -como costos, importancia relativa y estructuras de comando- han sido objeto de largas disputas. Si Alemania insistía en que el escudo antimisiles representa una oportunidad para avanzar en el desarme nuclear, Francia por el contrario insiste en la importancia de arsenal atómico adicional.
"Que se mencione el desarme nuclear en la estrategia ha sido una iniciativa alemana; hay otros países, sin embargo, que insisten en conservar su capacidad nuclear", dice Boonstra. Con todo, con la cumbre ante puertas, Berlín y París han acercado sus posturas. El escudo antimisiles y el desarme nuclear "deben ser dos columnas de un mismo concepto común", resumió la canciller Merkel.
Salida de Afganistán
"La transición progresiva de las responsabilidades a los afganos comenzará a principios de 2011. Esperamos ver el proceso terminado a finales de 2014", declaró el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmusen poco antes de que los 28 miembros de la Alianza y los otros 20 que aportan tropas aprueben un plan de transición para que Kabul -después de años de guerra y de la controvertida misión de la OTAN- asuma plenas responsabilidades sobre su territorio. “Todos los aliados están preparados para mantener sus compromisos en tiempo necesario para terminar nuestro trabajo", aseguró.“Básicamente, la OTAN no será capaz de volver a iniciar ofensivas como la de Afganistán”, analiza Boonstra. “Los enormes problemas a los que la ha enfrentado esa misión, la crisis económica que afecta también a la OTAN y los diferentes intereses en el seno de la Alianza” son, así el investigador del centro con sede en Madrid, motivos primordiales. En el último punto, aclara: “mientras que Estados Unidos apuesta por un ejército fuerte, Europa apuesta por ir cortando los gastos de defensa. Los gastos militares son para países como España, por ejemplo, simplemente demasiado”.
La nueva estrategia
En la cumbre de Portugal se trata también de aprobar un nuevo concepto para la adaptación de la organización a nuevas amenazas como el ciberterrorismo y a la reestructuración que exige la crisis económica.La nueva estrategia
La llamada “nueva estrategia” se basa en un estudio que Madeleine Albright –ex secretaria de Estado de Estados Unidos- ha venido preparando y que pondría el hilo conductor de las funciones de la esta sexagenaria alianza para la siguiente década: con enemigos diferentes, la defensa recíproca sigue siendo el núcleo de esta organización política y militar que para -caber en las actuales estructuras de seguridad euro atlántica- requiere de redefinir socios y competencias y está obligada a ser más moderna, más flexible y, según Boonstra, “más modesta”.
Autora: Mirra Banchón
Editor: Enrique López
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