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miércoles, 24 de noviembre de 2010

«Las bombas silbaban sobre nuestras cabeza



PABLO M. DÍEZ / CORRESPONSAL EN PEKÍN
Día 24/11/2010 - 12.54h
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Al menos 700 de los 1.500 habitantes de Yeonpyeong, la isla surcoreana atacada ayer por el Ejército del Norte, han sido evacuados ya. En su mayoría son pescadores de cangrejos que se ganaban la vida faenando a once kilómetros escasos de la frontera con el régimen estalinista de Pyongyang. Un destino de alto riesgo, como comprobaron cuando cayó sobre sus cabezas una lluvia de 170 obuses de artillería, de los cuales 80 hicieron blanco y destruyeron 19 casas.

La guardia costera surcoreana evacua a los civiles en la isla de Yeonpyeong
A tenor de las imágenes tomadas por el Gobierno y difundidas por las agencias internacionales, las casas de las playas más cercanas a Corea del Norte han quedado reducidas a cenizas y los escombros se amontonan sobre sus calles.
“Escuché las bombas silbando sobre mi cabeza y luego ardió una montaña entera”, explicó a AP Lim Jung-eun, una de las primeras refugiadas en llegar al puerto de Incheon. Como el resto de sus vecinos, esta mujer de 36 años ha huido del infierno en que se convirtió su isla en barcos pesqueros y ferries de pasajeros con sus tres hijos, uno de ellos de solo nueve meses.
Allí les esperaban sus angustiados familiares, ansiosos por reunirse con ellos tras conocer las aterradoras noticias del ataque del régimen dirigido por Kim Jong-il. “Estoy preocupado por mi hijo porque Corea del Norte no ha cambiado y siempre ha provocado cerca de la isla”, declaró otro hombre de 68 años, apellidado Kim, que aún recordaba la guerra entre los dos países.
Para repeler futuras refriegas, el Ejército de Corea del Sur desplegará más cañones en la isla de Yeonpyeong, en primera línea del último frente de la Guerra Fría.

abc

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