19 NOV 2011 | Xavier Horcajo
En la última década, el eje franco-alemán ha colocado 10.660 millones de euros a Atenas. Fuentes griegas apuntan que es la “condición no escrita” para conceder el plan de rescate.
Alemania y Francia son a un tiempo los “abogados” de Grecia en el proceso para evitar la bancarrota del país, con planes de salvamento de su inmensa deuda mientras cierran a la carrera acuerdos de importes desorbitados para proveer al país heleno de armas en plena crisis. La compra de dos submarinos alemanes por 1.300 millones de euros; de seis fragatas francesas FREMM; de cazas Rafale y de helicópteros (por unos 3.000 millones) hace que Merkel y Sarkozy barajen cifras de ventas superiores a los 4.300 millones de euros. Eso según los programas FMS de ventas gobierno a gobierno, al parecer la “condición no escrita” para la concesión del plan de rescate de 110.000 millones de euros, afirman varias fuentes griegas.
La paradoja es que mientras los griegos sufrían por la concesión de los planes de ayuda internacional para superar su colapso financiero, su Gobierno ratificaba costosos pedidos armamentistas a Alemania, Francia y Estados Unidos, a pesar de los recortes en gasto social, pensiones, asistencia sanitaria y de perímetro del sector público.
Así ocurría con el plan de urgencia de octubre de 2011 a cargo de Bruselas y el FMI que coincidió en el tiempo con el contrato de adquisición de material norteamericano. 400 tanques M1 Abrams, así como 20 vehículos anfibios AA7VA1. En total, 1.280 millones de euros comprometidos con el Gobierno de Obama.
En los últimos diez años, Alemania vendió a Grecia por valor de 6.500 millones de euros (3.500 millones corresponden a 350 carros de combate MBT Leopard 2 y otros 3.000 millones a seis submarinos del tipo U214). Francia, por su parte, ha vendido en diez años 4.160 millones de euros a Grecia (660 millones corresponden a 17 helicópteros NH90 y 3.500 millones a 46 aviones de combate Mirage 2000).
En la última década, los griegos han abonado 6.500 millones por armas a Berlín y 4.160 millones a París. Las dos potencias europeas consiguieron 10.660 millones de euros de las arcas griegas en los últimos diez años.
El caso de los submarinos alemanes es todavía más extraño. Atenas llevaba años rediscutiendo su contrato de suministro de submarinos U214, producidos por el consorcio ThyssenKrupp, aduciendo fallos de fabricación en una de las naves. Ese submarino, a propulsión convencional diésel-eléctrica, fue reparado y se arbitró la solución de revenderlo a un tercer país, según confirmó el titular de Defensa griego. En paralelo, el Gobierno heleno aceptó recibir otros tres submarinos similares construidos por la misma empresa en unos deficitarios astilleros en Grecia, y adquirir otros dos más adelante. TyssenKrupp fue autorizada a negociar la venta del astillero a un constructor naval de Abu Dabi para asegurar 1.400 puestos de trabajo.
Pero a esa ansia compradora hay que añadir 3.920 millones satisfechos en la década a Estados Unidos por 60 aviones de combate F16 C/D (3.000 millones); doce helicópteros Apache (620 millones de euros) y un surtido de misiles SeaSparrow y AMRAMM por valor de otros 300 millones de euros.
Sin control
Otros proveedores menos relevantes como Italia, Rusia o Brasil consiguieron 2.020 millones de las arcas de Atenas en el período 2001-2011. En total, más de 16.000 millones de euros.
El resumen es que los gastos militares helenos son casi el doble de los de los demás países de la Eurozona si se dividen entre el número de contribuyentes. Grecia es la nación europea que más gasta en defensa en relación a su Producto Interior Bruto (PIB) y figura en el top ten de los diez grandes compradores de armas del mundo, según fuentes del SIPRI (Stockholm International Peace International Research Institute). Grecia es el cuarto comprador mundial de armas.
Eso ha sido así en la última década como consecuencia de las rivalidades y disputas con su vecino Turquía con el que mantienen el contencioso militar de Chipre desde que, en 1974, los turcos invadieron la isla como respuesta al golpe de Estado griego por el que se anexionaban el territorio chipriota que se encuentra a 800 kilómetros de las costas helénicas.
El conflicto armado se contuvo con la división de la isla, pero el temor a la invasión turca situó a Grecia en una carrera armamentista en la que destacaron los Gobiernos de Andreas Papandreu –el padre del defenestrado Yorgos Papandreu–. Atenas acostumbra a doblar la media de gasto en armas de la OTAN, que es el 2,2% del PIB. La entrada de Chipre en la Unión Europea (2004) no ha mejorado las cosas.
Con once millones de habitantes, Grecia cuenta con unas fuerzas armadas de unos 170.000 hombres y con un presupuesto de Defensa de unos 6.000 millones de euros (aproximadamente el 80% del español). Eso significa que los gastos militares representan una proporción del PIB del 4,9% (seis veces más que la de España, que invierte un 1,1%). Por poner un ejemplo, los gastos griegos en educación suponen sólo un 4% del PIB.
Imponer cierta austeridad en el gasto militar en plena época de recortes sociales estuvo en el telón de fondo del relevo completo de la cúpula militar griega y el relevo de los jefes militares del Ejército, Estado Mayor, Armada y Fuerza Aérea griegos. El plan de modernización de las fuerzas armadas griegas para 2011-2015 contemplaba adquisiciones por valor de 15.400 millones de euros. El recorte tiene que concertarse con los planes de ejecución de los pedidos en marcha.
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