Estados Unidos continua avanzando con la instalación en Europa del sistema antimisiles destinado a neutralizar o prevenir ataques misilísticos provenientes de Medio Oriente. El tema ha sido, en los últimos años, motivo de grave tensión entre Washington y Moscú que interpretaba que el escudo de defensa Europea , que tenía características igualmente ofensivas, estaba en realidad dirigido a Rusia en virtud que procuraba contrarrestar misiles balísticos de largo alcance que no están en poder de ninguno de los país de esa región y no sería previsible que cuenten con esa capacidad en los próximos años.
Los argumentos de Rusia tenían una base razonable ya que, de hecho, solo Estados Unidos, Rusia y China poseen este tipo de misil con una distancia de entre 10 mil y 15 mil kilómetros y que incluyen trayectorias suborbitales y parcialmente orbitales. India podría incorporarse próximamente a esa troika tecnológica.
El plan misilistico original para Europa, propiciado por el entonces Presidente Bush, fue reemplazado por una versión de mayor aceptación rusa. El primer cambio, estuvo en el tipo de misil. De misiles de largo alcance se evolucionó a misiles de corto y mediano alcance, consecuentemente, el actual escudo ya no tendría base en tierra a través de silos específicos sino que su operación es a través de buques de guerra de superficie. La segunda modificación, fue la ubicación geográfica. De estar pensada su instalación en Polonia y la Republica Checa y en algunas zonas de las costas del Mar Negro, principalmente en Rumania, se concentró actualmente al Mar Mediterráneo Oriental.
El nuevo sistema de defensa europeo prevé que buques de la armada norteamericana patrullen de manera constante el Mar Mediterráneo con misiles SM-3 (Estándar Missile) para interceptar amenazas eventuales provenientes de Oriente Medio.
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