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sábado, 17 de diciembre de 2011

La guerra por una mentira


El 19 de marzo del 2003, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció una segunda invasión de Irak. La operación militar, bautizada 'Libertad iraquí', se desplegó para que Washington y sus aliados "no vivieran a merced de un régimen bandido que amenaza la paz con armas de destrucción masiva".


El casus belli, el desarrollo de armamento nuclear y biológico por Saddam Hussein, terminó siendo falso. Una mentira de la inteligencia norteamericana desembocó en la aventura militar más cruenta de Estados Unidos desde la guerra de Vietnam.


En mayo de ese año, menos de dos meses después del inicio del conflicto, el presidente Bush declaró el "fin de las acciones de combate" con una pancarta a sus espaldas que decía: 'Misión cumplida'. El mandatario no podía estar más equivocado. De hecho, el 'combate' en la Mesopotamia apenas comenzaba y se transformaría en el legado más impopular de su administración.


Transcurrirían más de ocho años y medio para que otro funcionario de la Casa Blanca, esta vez el jefe del Pentágono, decretara ayer la terminación oficial de la misión militar en Irak y el retiro de los 4.500 soldados restantes. Con una modesta ceremonia de arriada de bandera en el aeropuerto de Bagdad se cerró esta guerra basada en una mentira.


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