Australia va a comprar 12 Boeing EA-18G Growlers, unos sofisticados aviones de guerra electrónica, que se sumarán a los 24 Super Hornets que ya posee. La adquisición de estos aparatos se enmarca dentro de la nueva estrategia de defensa diseñada por el Gobierno de Canberra, que no esconde su inquietud ante el creciente potencial militar de China y su influencia en la región de Asia Pacífico.
“Queremos ver transparencia en la modernización militar de China. Nuestra postura en materia de defensa está siendo muy clara y pedimos esa misma transparencia”, dice la primera ministra australiana Julia Gillard.
El Gobierno australiano no ha dicho cuándo espera recibir los 12 Growlers de Boeing, que tendrán un precio estimado en 1500 millones de dólares. Estos aparatos son también los aviones de guerra electrónica de la Armada estadounidense. Canberra también ha anunciado un aumento de los gastos de defensa en el próximo presupuesto.
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