El periódico The New York Times informó de que el Gobierno se apoyará en 6.000 o 7.000 subcontratistas tras la retirada de las tropas de ese país, y el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, confirmó los planes de Washington de duplicar el número de agentes privados en Irak.Su función será garantizar la seguridad de los cinco complejos diplomáticos de EE. UU. en Irak (embajada en Bagdad, el consulado en la provincia de Basora que EE. UU. tiene previsto abrir y otro en Ebril; en el Kurdistán iraquí, al norte, dos oficinas temporales de la embajada se ubicarán en la ciudad petrolera de Kirkuk, en el norte del país, y en Mosul, capital de la provincia de Nínive, también en el norte). El personal suplementario de seguridad privada tendrá la misión principal de asegurar la protección de cinco campos fortificados, previniendo eventuales ataques mediante el uso de radares, detectar aparatos explosivos, realizar vuelos de reconocimiento con drones, o aviones no tripulados, e incluso formar equipos de reacción rápida para ayudar a civiles en peligro.La Casa Blanca ha expresado su confianza en que la transferencia de las tropas a personal civil (en torno a 2.400 personas trabajarían en la embajada de Bagdad y en otros puestos diplomáticos) se llevará a cabo acorde al calendario previsto, señaló el periódico. Estas preparaciones para pasar de la acción militar a la civil se están llevando a cabo desde hace meses.Paralelamente, indica la agencia EFE, el Departamento de Estado, que busca equipar mejor a sus empleados, prevé adquirir del Pentágono 60 vehículos especialmente protegidos para resistir ataques con minas y emboscadas, los denominados MRAP, y aumentar a 1.320 la cantidad de coches blindados, así como comprar tres aviones (no tiene más que uno por el momento) y 12 helicópteros suplementarios (en total serán 29), que serán pilotados por las compañías de seguridad privadas.Sin embargo, la decisión de subcontratar a más agentes de seguridad privada podría ser una fuente de conflicto con el Gobierno iraquí, cuyos dirigentes no confían en estos empleados extranjeros debido a los numerosos problemas con algunas de estas compañías por incidentes que provocaron muertes de civiles.Para prevenir semejantes problemas, estos agentes privados no gozarán de ninguna inmunidad, podrán ser perseguidos por las autoridades iraquíes y tendrán que registrarse en Irak para que Bagdad tenga cierto control sobre el número y las firmas que operarán en el país.Cabe destacar que, a pesar de la partida de la última brigada de combate estadounidense el 19 de agosto, aún quedan unos 56.000 soldados en Irak, cifra que descenderá después del 31 de agosto a 50.000.
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