Irán ha hecho un nuevo avance en la esfera nuclear. Ahora puede independientemente, como unos pocos países, fabricar barras de combustible para los reactores. Así declaró el ministro interno de asuntos exteriores Ali Albar Salehi, quien encabeza asimismo el departamento nuclear.
Según Salehi, su producción fue organizada en Isfahán. En el otoño de este año las primeras barras de uranio enriquecido al 20 % se enviarán al reactor experimental de Teherán que produce isótopos para la medicina. El país ha acumulado ya 40 kilos de tal uranio “a despecho de los esfuerzos de Occidente”, apuntó el jefe del departamento atómico iraní.
En otras palabras, Irán afirma contar con todo lo indispensable para el ciclo completo de combustible. Y esto, en los preliminares de las conversaciones sobre su problema nuclear a iniciarse el 20 de los corrientes con el sexteto de mediadores internacionales (Rusia, China, EEUU, Francia, Gran Bretaña y Alemania). Las partes no se vieron las caras durante 14 meses y el sexteto suponía que el tema central del encuentro, capaz de recuperar la confianza, sería el suministro de combustible para aquel reactor. Ahora Teherán da a entender que este tema no es de actualidad. Con dicha declaración sobre su progreso pretende potenciar sus posiciones en vísperas de las conversaciones, según opina Gueorgui Mirski, experto del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia de Ciencias de Rusia.
Ellos pueden declarar lo que sea. Pus no se puede verificar nada. Lo dicen para hacerse valer. Mostrar que “ustedes nos presionan, nos imponen sanciones, nos asen por el cuello, pero no les sale nada”. Nosotros vamos adelante. Pronto tendemos decenas de miles de centrífugas. Hemos hecho todo lo necesario para concentrar uranio. Los concentramos ya al 20 %. Contamos con el ciclo completo. Hacemos ya barras…
Resulta que la próxima perspectiva del diálogo se hace nebulosa. Con más razón porque Teherán se niega a discutir otro tema, aun más acuciante: la congelación del enriquecimiento de uranio, en lo que insiste la comunidad mundial. A la vez, dio otro paso diplomático. Hace días, algunos países recibieron la invitación de visitar dos empresas atómicas: de Natanz y Arak. Entre los miembros del sexteto tan solo Rusia y China recibieron esta invitación. Tal accionar apunta patentemente a dividir la coalición antes de la cita de Estambul, dice Vladimir Isayev, experto del Instituto de Orientalismo de la Academia de Ciencias de Rusia, llamando la atención sobre la forma de esta invitación.
Ésta no fue enviada a especialistas sino a países en general. Cuando antes se mantenían conversaciones en torno al problema nuclear iraní, se decía que tan solo especialistas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) podían inspeccionar las instalaciones iraníes. Como quiera que no se trate en el caso dado del OIEA, todas estas “inspecciones” pierden su sentido. La dirigencia iraní se da perfecta cuenta de que países responsables, a los que se envió la invitación, no la aceptarían. En cambio, Irán se hace con una “excusa”: “nosotros invitamos y ustedes se niegan a venir para percatarse del carácter pacífico de nuestro programa nuclear”.
La tarea del sexteto de hallar nuevos enfoques respecto a Irán se vuelve más difícil. Se la debe resolver sin falta teniendo en cuenta que las sanciones de la ONU impuestas a Irán de momento resultan poco eficientes. Si se permite a los iraníes llevar la concentración de uranio al 90 % y acercarse al nivel de producción de bombas atómicas, lo que tendría lugar no antes de 2015, a Israel le puede faltar la paciencia y podrá atacar las empresas nucleares de Irán. Una serie de países del Golfo Pérsico exhortan a hacerlo ya ahora. Un conflicto militar volcaría en una catástrofe para la región y podría desencadenar un conflicto global. Por eso es imprescindible lograr resultados de monta en el encuentro del 20 de enero en Estambul.
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