La fuerza antiaérea de Rusia reportó de un siniestro en el cielo de la región de Perm (Urales del Norte) que por suerte no hubo que lamentar ninguna víctima humana. El caza-interceptor MiG-31 estalló, mientras realizaba un vuelo programado con dos pilotos militares a bordo.
La tripulación de un helicóptero de la compañía aérea Helix enviado para rescatar a los pilotos logró con éxito el objetivo de la misión cuando al poco tiempo logró encontrarles y rescatarles en pleno bosque, a 60 kilómetros del aeropuerto más cercano. Uno de los oficiales tuvo que recibir de los socorristas asistencia médica necesaria en el lugar de los acontecimientos.
De acuerdo con los expertos del Ministerio de Defensa ruso el rescate rápido de los pilotos se debió a la efectividad del sistema único de la búsqueda aeroespacial, puesto en marcha por la Agencia Rusa de Aviación (Rosaviatsia) hace varios años. De todos modos, el operativo de socorro resultó ser notablemente más exitoso que la reciente experiencia estadounidense vinculada conla desaparición, el 17 de noviembre, del caza Raptor F-22 en Alaska, cuyos resultados y detalles permanecen clasificados hasta el momento.
En este caso se conoce, y así está confirmado, que durante los entrenamientos suscitó un fallo técnico de naturaleza indeterminada y la tripulación informó a un empleado del centro de la vigilancia de los vuelos que el avión se encontraba en caída en barrena. Los dos pilotos se eyectaron del aparato segundos antes de que se estallara. Supuestamente, se activó el sistema de autodestrucción, mientras que a bordo no se encontraba ninguna carga de combate.
El modelo MiG-31 es un interceptor de la generación más moderna de los que se encuentran en el servicio del Ejército ruso (fabricación en serie desde 1981). No obstante, el mando militar canceló todos los vuelos de esta clase de aparatos antes de que se esclarezcan definitivamente las causas y las circunstancias del siniestro.
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