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viernes, 28 de enero de 2011

Hacer la guerra sin despeinarse



UAV son las siglas en inglés de Avión no tripulado, la nueva tendencia del armamentismo que servirá para hacer las guerras sentados confortablemente desde la oficina.Los UAV se controlan desde la CIA, donde en un espacio cerrado, con una pantalla, un teclado y un joystick se lanzan bombas y misiles sobre objetivos reales. Los UAV son llamados también drones (zánganos en inglés) y se utilizan para el reconocimiento táctico y estratégico, por patrullas marítimas, para la guerra electrónica, para atacar sistemas de defensa aéreos y para bombardear objetivos determinados. Los modelos de combate armado son conocidos como UCAV (siglas en inglés de aviones no tripulados de combate). 

Los años 90 se usaron los primeros aviones no tripulados con capacidad bélica, como el Predator, que llevaba dos misiles Hellfire (Fuego del Infierno). Estimulados por las guerras de Afganistán y de Irak, en EEUU se desarrollaron nuevos modelos que pueden estar hasta 24 horas en el aire y que pueden cargar más bombas y misiles. En Afganistán y Pakistán se han utilizado estos aviones de combate en lo que se ha llamado ataques selectivos. En 2008 con 36 ataques de los zánganos murieron 317 personas, en 2009 fueron más de 400, entre las que había rebeldes, líderes de Al Qaeda y, como siempre, civiles. Además, han conseguido hacer sólo en la guerra de Afganistán 1.665 incursiones de guerra, 33.280 horas de vuelo y han captado 606.000 imágenes 

En Europa tenemos el proyecto nEUROn, en el que España ha puesto 35,5 millones de euros para su desarrollo. Además, EADS está desarrollando un proyecto entre España, Alemania y Francia, para fabricar el Advanced UAV, con un programa que tendrá un coste de 2.800 millones de euros. España se ha comprometido a comprar tres unidades, además de participar en el coste de su desarrollo. Recientemente BAIE (Barcelona Aeronáutica y del Espacio) presentó su candidatura para la concesión del Centro de Excelencia de Aviones no Tripulados del consorcio aeronáutico EADS, para establecer en Cataluña la producción de estos aviones, por la que compiten Andalucía, Madrid y Galicia, además de Francia y Alemania. 

Durante 2009, se ha calculado el mercado mundial de aviones no tripulados en 4.400 millones de dólares, el que está controlado por EEUU con un 80% de la cuota de mercado. Se calcula que el mercado futuro de los aviones no tripulados será de miles de aparatos, lo que conllevará un gasto de las arcas públicas de más de 62.000 millones de dólares durante los próximos años. 

Las ventajas económicas y militares de los aviones no tripulados de combate son muchas. Por ejemplo, la formación de un piloto de avión de combate estadounidense tiene un costes de 2,6 millones de dólares, mientras la de un piloto de drone es de 135.000 dólares; la guerra con estos aparatos no tripulados no tendrá bajas humanas de los atacantes, probablemente la principal razón de oposición a las guerras de la opinión pública occidental; y además pueden estar más de un día y su noche volando y bombardeando, lo que con pilotos humanos es imposible. 

Pero, los riesgos y limitaciones de los aviones no tripulados de combate son más aún. Porque, es muy probable que con el desarrollo que están teniendo, pueden llegar a ser capaces de destruir una ciudad entera apretando un botón desde un cómodo despacho. Entonces, ¿quién sería responsable de un bombardeo hecho sin intervención humana?, ¿Qué pasa si el sistema se equivoca?, ¿Qué pasa si un hacker interfiere el sistema?, ¿Qué pasa si hay un error de programación? Los seres humanos son cada vez menos necesarios para apretar el gatillo y los costes de acabar con un gran número de vidas son cada vez más reducidos, lo que plantea serias cuestiones sobre la responsabilidad en los actos de combate. Con los aviones no tripulados de combate la guerra se convierte en una actividad trivial, como un videojuego, donde el ejecutor que aprieta el gatillo ni siquiera se despeina y las víctimas del ataque son poco más que muñecos en una pantalla de ordenador.

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