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sábado, 23 de octubre de 2010

Assange: 'El objetivo de la revelación de Wikileaks es saber la verdad'



En julio Julian Assange presentó en Londres 90.000 informes secretos sobre la Guerra de Afganistán. Hoy ha elegido la misma ciudad para lanzar los nuevos hallazgos de Wikileaks: unos 390.000 documentosque aportan detalles sobre la misión estadounidense en Irak y las matanzas sectarias entre chiíes y suníes.

El fondo de la cuestión era muy similar al de julio. Pero las circunstancias eran bien distintas. Entonces Assange habló en el entorno íntimo del Frontline Club, sancta santórum del periodismo comprometido londinense. Esta vez ha elegido un hotel en la ribera norte del Támesis, desbordado quizá por el interés de los periodistas internacionales.

"El objetivo de esta revelación es saber la verdad", ha iniciado su intervención el australiano. "La primera víctima de la guerra es la verdad y queremos corregir el ataque contra la verdad que ha ocurrido antes y durante la guerra y que ha continuado después de que la guerra concluyera oficialmente. No estoy seguro de que hayamos logrado el máximo impacto político posible. Pero creo que hemos estado muy cerca de hacerlo".

Assange ha sacado pecho por la magnitud de sus hallazgos y los ha defendido frente a quienes cuestionan su legitimidad. Por supuesto, ha cargado contra el Pentágono, que en julio lo acusó de tener "las manos manchadas de sangre" por poner en peligro las vidas de los agentes estadounidenses en Afganistán.

"Han pasado tres meses y no hay informes de ninguna muerte que tenga que ver con nuestra publicación", ha explicado su colega de Wikileaks Kristinn Hrafnsson, "y el propio Bob Gates ha reconocido en una carta al Senado que nuestras revelaciones no dan información sobre ninguna fuente de los servicios de inteligencia".
Desoir las amenazas

Julian Assange estaba mucho más arropado que en su rueda de prensa de julio. Primero por la presencia de Daniel Ellsberg: el hombre que revolucionó Washington desvelando en 1971 los papeles del Pentágono. Y luego por la presencia e John Sloboda: responsable de la web Irak Body Count, que desde hace años intenta moldear un recuento de las víctimas de la guerra.

Ellsberg ha establecido un paralelismo entre su labor y la de Assange y ha animado a los periodistas a desoír las amenazas del Pentágono, que ha puesto a 120 funcionarios a diseccionar las revelaciones de Wikileaks. "Han amenazado a los periodistas y les han dicho que no se acerquen a este material", ha dicho Ellsberg, "les han advertido que no lo recibieran y si lo recibían que lo devolvieran. Entiendo esas palabras. Porque fueron las mismas que se usaron contra mí. El presidente Obama ha iniciado tantas investigaciones por filtraciones como todos sus predecesores juntos. Los presidentes anteriores nunca lo hicieron pensando que la primera enmienda nunca les dejaría ganar el caso. Ahora con este Supremo y después del 11-S piensan que pueden lograrlo".

Las revelaciones sobre Afganistán las publicó Wikileaks en colaboración con tres publicaciones: The Guardian, Der Spiegel y The New York Times. Esta vez ha abierto el abanico a muchos otros medios, incluidos Le Monde, The Independent, CNN o la BBC. Según Assange para "maximizar el impacto".

En los 390.000 documentos de Wikileaks hay revelaciones en distintos frentes. La más llamativa, la revelación de 15.000 civiles con nombre y apellidos cuya muerte no se había documentado. Un hallazgo que sitúa el número de muertos civiles en Irak en unos 66.000 y la cifra total de fallecidos en torno a los 109.000. La inmensa mayoría, por cierto, fruto de la violencia entre iraquíes y no de los bombardeos americanos.

Los documentos confirman que Irán pasaba explosivos y armamento a la guerrilla chií de Muqtada al Sadr y explica que las tropas americanas eran conscientes de las torturas en las cárceles iraquíes pero preferían mirar para otro lado.

Washington ha condenado la filtración de los documentos con el mismo argumento que esgrimieron en el caso de Afganistán: que compromete la seguridad del Estado y pone en peligro las vidas de agentes sobre el terreno.

Sin embargo, la primera consecuencia jurídica de la filtración no ha llegado en EEUU sino al otro lado del Atlántico. El letrado británico Phil Shiner, presente en la rueda de prensa, ha anunciado que su firma Public Interest Lawyers, iniciarán acciones legales contra el Gobierno del Reino Unido por violaciones de derechos humanos perpetradas bajo su jurisdicción. "Algunas de estas muertes se produjeron en circunstancias en las que el Reino Unido tenía una responsabilidad legal muy clara", ha dicho Shiner, "algunos iraquíes murieron bajo el control efectivo de las fuerzas británicas: bajo arresto, en vehículos militares, en helicópteros o en centros de detención".

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