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lunes, 11 de octubre de 2010

Gobierno israelí aprueba la polémica enmienda de "lealtad al Estado judío"




La normativa establece que cualquier persona no judía que se nacionalice israelí deberá jurar lealtad al país como "estado judío y democrático".
por EFE - 10/10/2010 - 11:32



El gobierno israelí aprobó hoy someter a votación en el Parlamento una polémica enmienda por la que cualquier persona no judía que se nacionalice israelí deberá jurar lealtad al país como "estado judío y democrático".


La enmienda, promovida por el ministro de Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, y apadrinada por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, fue aprobada en la sesión semanal del Gobierno israelí por 22 votos a favor y 8 en contra.


Los únicos que se opusieron fueron los seis ministros del Partido Laborista, y los del Likud Dan Meridor y Beni Begin.


Netanyahu comenzó la reunión pidiendo el voto favorable de todos los ministros porque la enmienda, dijo, "es la esencia del sionismo".


"No hay otra democracia en Medio Oriente y no hay otro estado judío en todo el mundo. Esta es la base de nuestra existencia y todo aquel que quiera ser parte de nosotros debe reconocerlo", afirmó.


En su presentación de la llamada "Enmienda a la Ley de Nacionalización", el jefe del Ejecutivo consideró que "nadie puede darnos lecciones morales sobre democracia e ilustración" y remitió a los escritos de los padres fundadores del sionismo, Teodoro Herzl y David Ben Gurión, para justificar el carácter judío, pero democrático, del Estado de Israel.


El cambio a dicha ley consiste en que, de ser aprobada por el legislativo, toda persona que solicite en el futuro la ciudadanía israelí fuera de la Ley del Retorno (la que permite que cualquier persona en cualquier parte del mundo con al menos un abuelo judío pueda establecerse en Israel y obtener la ciudadanía israelí) deberá jurar lealtad a Israel "como Estado judío y democrático".


Debido a que sólo quienes tienen al menos un abuelo judío pueden acogerse al derecho de Retorno, que les otorga la ciudadanía de manera automática, la declaración es vista como discriminatoria.


La enmienda afectará en la práctica a varias decenas de miles de personas al año, la mitad de ellos palestinos de Cisjordania y Gaza que contraen matrimonio con los llamados árabes-israelíes, también palestinos pero que quedaron dentro de las fronteras reconocidas de Israel a partir de 1948 y tienen por tanto ciudadanía israelí.


Conocido por sus iniciativas para minimizar la presencia árabe en Israel, que presentó abiertamente ante la Asamblea de la ONU hace nueve días, Lieberman dijo antes de entrar en la reunión que esta ley "determinará si seremos o no un Estado judío" en el futuro.


El jefe de la diplomacia israelí también aseguró que "éste es sólo el comienzo" mientras que el líder del Partido Shas y ministro del Interior, Eli Yishai, reveló que ya tiene preparado otro proyecto de ley para despojar de la ciudadanía y de cualquier derecho a "traidores" que "colaboren con organizaciones terroristas como (la palestina) Hamás y (la libanesa) Hizbulá".


La enmienda, que ha desatado una grave polémica en la opinión pública, es vista por los principales comentaristas como un "caramelo" a Lieberman en momentos en que Netanyahu necesita su apoyo para una nueva moratoria en la construcción en las colonias judías en Cisjordania y frenar con ello el desplome del diálogo de paz con los palestinos que comenzó el 2 de septiembre.


Aún así, en el seno del Partido Laborista se ha abierto una nueva crisis entre el ala progresista y la conservadora, que sigue los pasos del ministro de Defensa, Ehud Barak.


Tras zigzaguear toda la semana sobre si daría su apoyo a la enmienda, Barak exigió hoy que se introdujera al polémico juramento una cláusula que explicara que la lealtad "al Estado judío y democrático" se demandaba "según el espíritu de la Declaración de Independencia" y que fue rechazada por la mayoría de los ministros.


El diputado Eitan Cabel, del ala renovadora, exhortó a los ministros Avishai Braverman e Isaac Herzog, en una carta personal de la que dan cuenta hoy los medios locales, a dimitir del gobierno y dejar de "esconderse detrás de Barak".


Herzog respondió que la "cuerda" que mantiene atado al Laborismo al Ejecutivo de Netanyahu son las negociaciones de paz con los palestinos y que mientras éstas tengan posibilidad de salir adelante conviene seguir en él
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