por Pierre Khalaf
Por Ghaleb Kandil
El mando sirio prosigue la aplicación de sus nuevos planes siguiendo una programación política y militar adecuada y en medio de un clima popular resueltamente favorable al Estado y al presidente Bachar al-Assad, como confiesan las propias potencias occidentales.
En el campo de batalla, el Ejército Árabe Sirio está a punto de liquidar numerosos nidos de terroristas, incluyendo varios de sus puestos de mando. Los expertos estiman de forma unánime que la liberación de Oteiba –en el suroeste de Damasco– constituye un duro golpe para al-Qaeda y para su rama siria, el Frente al-Nusra. Al mismo tiempo, prosigue en Qoussair el derrumbe de las estructuras terroristas mientras las operaciones del ejercito continúan a un ritmo acelerado en las regiones rurales de Idlib y Alepo y en las ciudades de Homs y Alepo. En Daraa, Raqqa y Deir Ezzor, las tropas regulares están asestando duros golpes a los grupos armados. Los analistas subrayan que la recuperación de Homs y la liberación de la ciudad de Qoussair decidirán la batalla en la región central de Siria (las provincias de Homs y de Hama), que constituye la cuarta parte de la superficie del país. En la próxima fase, el ejército sirio tomará bajo su control varias grandes ciudades y sus alrededores, así como varios de los principales ejes de comunicaciones por carretera. Ese objetivo, que exige varios meses de esfuerzos, permitirá reactivar el ciclo económico y facilitar el regreso de los desplazados, que están viviendo en condiciones difíciles y humillantes en Líbano, Turquía y Jordania.
Las amenazas de Estados Unidos, con el falso pretexto de las armas químicas, buscan intimidar a Siria y a sus aliados –el Eje de la Resistencia y los países del grupo BRICS. Si después del fracaso de la guerra mundial que ha implementado a través de sus herramientas terroristas y de sus auxiliares regionales (Israel, Turquía y Jordania), Washington se decidiera a poner en ejecución sus amenazas de intervención militar en Siria, estaría cometiendo un grave error y un acto estúpido.
La evaluación científica de los opciones guerreras de Estados Unidos que tanto agita Barack Obama permiten una mejor comprensión de la actual correlación de fuerzas. Estados Unidos y sus aliados occidentales enfrentan actualmente enormes problemas económicos y financieros, que han exigido drásticas reducciones de los presupuestos militares. En cambio, el Eje de la Resistencia, que probablemente se implicaría de inmediato en el enfrentamiento en caso de ataque contra Siria, dispone de medios de disuasión lo suficientemente importantes como para provocar una guerra mundial. Ya desde el principio de la guerra contra Siria, cuando varios responsables estadounidenses acariciaron la idea de pasar de la guerra a través de intermediarios –mediante los grupos terroristas– a la confrontación directa –con uso de los ejércitos de la OTAN–, el ex secretario de Estado Henry Kissinger había lanzado una advertencia contra un conflicto de esa envergadura.
Los problemas estratégicos que plantearía la aparición de ese escenario conducen todos a las mismas respuestas: cualquier agresión contra Siria tendrá que enfrentar una resistencia feroz y global. La defensa antiaérea siria ya demostró su eficacia, en junio de 2012, derribando un avión turco a los pocos minutos de su entrada en el espacio aéreo sirio. Y los misiles sirios son capaces de golpear Israel, las bases estadounidenses en Turquía y Jordania así como los bastiones terroristas en Líbano. Algunos analistas piensan también que la Resistencia libanesa y el ejército sirio abrirían los frentes libaneses y sirios contra Israel. Sin olvidar los misiles iraníes y sus formidables capacidades, que pueden «reducir a polvo Tel Aviv», como ha dicho el Guía Supremo de la Revolución, el ayatollah Ali Khamenei, y bloquear las vías de transporte del petróleo. Esto provocaría el derrumbe de las economías occidentales. Estados Unidos teme por sobre todo que sean atacados los grandes pozos de petróleo y sus bases militares en el Golfo.
La interrogante que se plantea es saber cuál será la reacción de la flotilla rusa que se halla frente a las costas sirias.
Estos escenarios hacen pensar que las amenazas estadounidenses son esencialmente de carácter intimidatorio, aunque no se puede excluir la posibilidad de un acto estúpido. En todo caso, si la gran confrontación llegase a tener lugar, el desenlace sería una gravísima derrota para Occidente, lo cual sería catastrófico para Israel, para Turquía y también para todos los dirigentes de los países del Golfo y de Jordania implicados en la agresión. La resistencia de Siria ante ese tipo de guerra arrojaría los mismos resultados que la agresión tripartita de 1956 contra Egipto, episodio que puso fin al papel de Francia y del Reino Unido como potencias coloniales.
Huyen al Líbano 1 400 hombres del Frente al-Nusra
Las operaciones fulgurantes del Ejército Árabe Sirio en las regiones rurales de Homs, paralelamente a los progresos registrados en los alrededores de Damasco, han creado nuevas realidades en la frontera con el Líbano. Esa región está casi enteramente bajo control de las tropas regulares, que han bloqueado la mayoría de los senderos y pasos utilizados durante los 2 últimos años por la Corriente del Futuro y sus asociados de los servicios de inteligencia del Golfo y de los países de la OTAN para introducir en Siria cientos de toneladas de armas y miles de combatientes.
El resultado directo de esas nuevas realidades del terreno es que la plataforma de agresión contra Siria, instaurada por el ex primer ministro Saad Hariri, se está convirtiendo en un problema interno para el Líbano y está poniendo en peligro la seguridad de este último país.
En efecto, según varios servicios de seguridad, unos 1 400 miembros del Frente al-Nusra –adscrito a al-Qaeda– así como numerosos grupos armados, además de libaneses que lucharon en Siria, han buscado refugio en Líbano en su huida ante el avance de las tropas sirias.
La próxima ampliación de las operaciones del Ejército Árabe Sirio y la conquista de la totalidad de la ciudad de Homs abrirán una caja de Pandora repleta de secretos incómodos. La primera revelación es la presencia en Siria, en las filas de los grupos terroristas, de numerosos oficiales extranjeros y de los países del Golfo, así como de combatientes libaneses. Lo cual tendrá graves repercusiones en Líbano.
Toda persona sensata tendrá que reconocer que el poder libanés es en gran parte responsable de los peligros que el país enfrenta hoy en día. Las falsas vacilaciones de los dirigentes no tenían en realidad otro objetivo que disfrazar su complicidad, en respuesta a los pedidos extranjeros de que mirasen para otro lado para no ver lo que estaba sucediendo a lo largo de sus fronteras y en el norte del Líbano. Esa política ha conducido a la parálisis del Ejército Libanés, que se ha visto obligado a renunciar a su papel de guardián de la soberanía nacional y protector de la frontera.
La verdad que todos deben conocer en el Líbano –y actuar también en función de ella– es que el Estado sirio «apoyado por su pueblo», como ha dicho el ministro español de Relaciones Exteriores, está librando una guerra contra el colonialismo y luchando contra bandas terroristas y takfiristas en su propio suelo. Y ahora el Líbano se encuentra frente al peligro que constituyen esas mismas bandas terroristas.
Es también deber de todo gobierno libanés que se respete y que se preocupe por la defensa de los intereses de su propio pueblo luchar contra esos grupos terroristas que utilizan ciertas regiones [libanesas] como trampolín y como bases de retaguardia… porque en un futuro no muy lejano esos mismos terroristas van a decidir que ha llegado el momento de trasladar al Líbano su supuesta yihad.
Declaraciones y posiciones
Mijail Bogdanov, viceministro ruso de Relaciones Exteriores
«Si hay pruebas serias del uso de armas químicas en Siria, hay que presentarlas inmediatamente y no esconderlas. Hay que comprobar esos datos inmediatamente y conforme a criterios internacionales en vez de utilizarlos para alcanzar otros objetivos. No deben ser una coartada para una intervención en Siria. Tenemos que conocer la verdad y tener pruebas, en vez de basarnos en cosas que dice la prensa y que no están demostradas con hechos. Ya tenemos la experiencia de una intervención violenta en los asuntos iraquíes con el pretexto de que había armas de destrucción masiva en Irak, lo que a fin de cuentas resultó falso (…) En Moscú, hemos seguido de cerca la situación en Líbano y la designación del señor Salam. Esperamos que la unanimidad sobre su nominación se refleje en la formación del gobierno.»
Omran al-Zohbi, ministro sirio de Información
«Según los informes que tengo se han producido cambios cualitativos en todos los campos de batalla. A eso se debe el ruido que Estados Unidos ha estado haciendo durante las últimas 48 horas. Las declaraciones del secretario de Estado estadounidense y del gobierno británico no corresponden a la realidad y son mentiras descaradas. Quiero insistir nuevamente en que Siria nunca utilizaría armas químicas, no sólo porque respeta la legislación internacional y las leyes de la guerra sino por razones humanitarias y morales. Eso prueba una vez más que la política del gobiernos sirio está orientada en contra del uso de cualquier arma de destrucción masiva por ninguna de las partes: terroristas, Israel o cualquier otro país vecino. Las grandes potencias occidentales quieren repetir en Siria el escenario iraquí (…) Las estadísticas muestran que individuos de 29 países están luchando en Siria junto a los rebeldes. Actualmente hay en Siria unos 5 000 yihadistas yemenitas. Comandos libios, tunecinos, sauditas, turcos, libaneses, pero también británicos, franceses y australianos se encuentran en suelo sirio.»
Bechara Rai, patriarca maronita de Antioquia y de todo el Oriente
«El secuestro de dos obispos en Siria muestra cómo los cristianos, independientemente de las precauciones que tomen o de la neutralidad positiva que quieran asumir, acaban pagando el precio de la inestabilidad regional, sin que haya mediado la menor provocación de su parte. Muestra que, debido a la guerra en Siria, son rehenes virtuales y que en cualquier momento pueden convertirse en rehenes verdaderos. La guerra contra Irak, emprendida en nombre de la democracia, se tradujo en el éxodo de un millón de cristianos, o sea dos tercios de la población de origen cristiano. Juan Pablo II se pronunció inútilmente en contra de la expedición estadounidense declarando que: “La guerra es una derrota para la humanidad.” La democracia no puede ser injertada en un país, tiene que ser fruto de un proceso y de una madurez interna de los pueblos que aspiran a ella. El caos estimula las agresiones contra los cristianos, como sucedió en Irak y en Egipto, así como la emigración. La presencia cristiana en Oriente es una garantía para el Islam moderado.»
Walid Joumblatt, jefe del Partido Socialista Progresista
«Rogamos a la Resistencia, cuyos combatientes cayeron por centenares para liberar el sur del Líbano de la ocupación israelí y que obtuvo una victoria histórica, que reoriente sus armas en esa única dirección. La implicación inoportuna de las armas de la Resistencia en apoyo de un régimen puede desfigurar su historia militante, destruir el crédito político y popular que ha venido acumulando a lo largo de los años.»
Hussein Moussaoui, diputado del Hezbollah
«Los aliados de Estados Unidos y de Europa quieren impedir todo diálogo y provocar la continuación de las masacres en Siria, en interés de la entidad sionista. ¿Por qué no piden ustedes a sus amigos estadounidenses que ordenen a los mercenarios que no sigan bombardeando al-Qasr y Hermel, donde mujeres, niños y hombres se sacrifican en la lucha abierta contra los ocupantes sionistas y contra los amigos de los amigos estadounidenses de ustedes mismos? ¿Por qué no piden ustedes a sus queridos estadounidenses que ordenen la liberación inmediata de los peregrinos secuestrados entre Siria y Turquía, en violación de todos los valores humanos y de los derechos humanos?»
Adnane Mansour, ministro libanés de Relaciones Exteriores
«Los miembros del Hezbollah están únicamente en las localidades fronterizas libaneses para proteger a los ciudadanos y no participan en los combates en Siria.»
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