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domingo, 27 de noviembre de 2011

La CIA pierde a su red de espías en Beirut


El pasado día 21, ABC News y Associated Press informaban de la captura en los últimos meses de al menos una docena de informadores de la CIA en Líbano e Irán. Funcionarios de inteligencia norteamericanos admitían, de forma anónima, que con estas detenciones las operaciones de la CIA en Líbano se habían visto gravemente comprometidas, al tiempo que el propósito de los americanos de adentrarse en el seno de Irán y Hezbollah quedaba reducido a cenizas.

Hassan Nasrallah, el líder de Hezbollah, ya lo había anunciado en televisión el pasado mes de junio pero pocos le creyeron. En aquel entonces, explicó que dos miembros de su grupo habían sido descubiertos trabajando para la CIA y que un tercer miembro estaba a sueldo de una entidad extranjera que podría ser el Mossad. Apuntó, además, que los dos soplones, a los que describió como de perfil bajo, habían estado en contacto con diplomáticos de la embajada norteamericana de Beirut y habían sido reclutados a principios de este año.

Mientras que Nasrallah tildaba la embajada de Estados Unidos de guarida de espías, los americanos rechazaban las soflamas vertidas por el líder del Partido de Dios: «Se trata de las mismas acusaciones vacías que repetidamente hemos escuchado de Hezbollah. No tienen ninguna sustancia». Pero la tenían. Distintos funcionarios norteamericanos ponían de manifiesto posteriormente, y siempre de forma confidencial, el profundo revés sufrido por su agencia de inteligencia con la desaparición de un número indeterminado, pero preocupante, de sus agentes.

Pero, ¿cómo localizó Hezbollah a los espías? De acuerdo con las fuentes manejadas por ABC News y AP, el Partido de Dios cuenta con una unidad de contrainteligencia que funciona aproximadamente desde el 2004. El discurso de Nasrallah el pasado junio suponía el primer reconocimiento por parte del grupo chií de que habían sufrido la infiltración de espías en sus filas. La CIA, por su parte, estaba al tanto del peligro que corrían todos sus “activos” en Líbano pero se ignora qué medidas adoptaron para frenar la amenaza.

Citando fuentes anónimas, AP revelaba que Hezbollah, a quien Estados Unidos califica como «la organización terrorista técnicamente mejor dotada del mundo», se habría servido de un simple software comercial para detectar todo tipo de actividad telefónica considerada como inusual. De hecho, el servicio de inteligencia norteamericano estima que Hezbollah ha estado analizando los últimos años numerosa información telefónica en busca de anomalías. Gracias a estos análisis se identificaron móviles que habían sido utilizados en contadas ocasiones o desde lugares muy concretos y siempre por un periodo de tiempo muy corto. Después solo había que formular la pregunta decisiva: ¿Quién en el área posee información que valdría la pena vender al enemigo?

Tras los esfuerzos llegó finalmente la recompensa y así, Hezbollah y el gobierno libanés comienzan a hacer detenciones. Se calcula, incluso, que unas 100 personas que trabajaban para Israel podrían haber sido encarceladas en la región en el año 2009. Algunos de estos espías tenían puestos de importancia en empresas de telecomunicaciones y otros en el ejército. Los arrestos desencadenaron todas las alarmas en la central de la CIA en Langley.

La CIA preparó entonces un estudio de sus vulnerabilidades y determinó que sus agentes en Líbano podían ser desenmascarados con los mismos métodos que se habían empleado para sorprender a los espías israelíes. Pero a pesar de todas las advertencias, Hezbollah terminó por imponerse a su adversario con un poderoso golpe de efecto: la detención de los llamados espías del «Pizza Hut». ABC News citaba a funcionarios de su país para desvelar que la CIA utilizaba como clave la palabra «pizza» para establecer el punto de encuentro con sus informadores, un lugar que, de forma sorprendente, coincidía en repetidas ocasiones con un establecimiento de Pizza Hut de Beirut.
Difícil situación para la CIA

Son muchos los aspectos que aún se perfilan oscuros en este caso, incluyendo la extensión real de los daños infligidos por Hezbollah y el nivel de negligencia mostrado por la CIA a la hora de proteger a sus agentes. Aunque oficialmente se guarda silencio, periódicos como «The Times» afirman estos días que hasta 12 informadores de la CIA se habrían visto comprometidos solo en Beirut. El rotativo asegura también que desde el verano algunas operaciones han sido canceladas y nada indica que vayan a reanudarse próximamente.

La ubicación de los tres espías mencionados por Nasrallah constituye todo un misterio; algunas voces no dudan en sostener que en un juego tan arriesgado como éste no se pueden descartar sus muertes. Líbano e Israel permanecen, técnicamente, en estado de guerra, y cualquier persona condenada por espionaje puede enfrentarse a la pena de muerte si es declarada culpable de contribuir a la pérdida de vidas de ciudadanos libaneses.

Se desconoce por el momento hasta donde afectará este fracaso a la situación de la CIA en Líbano y a su habilidad para reclutar nuevos agentes. No hay que olvidar que Beirut es uno de los centros operativos más importantes para la CIA en Oriente Medio, ya que aquí se recoge información crucial sobre Siria, Irán, grupos terroristas y otros objetivos.

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